Es bastante frecuente recurrir al ejercicio de la crítica sin analizar el origen y las causas de los males. Es el caso del auge de formaciones por la derecha que proponen acabar con la incompetencia de partidos e instituciones por algo tan simple como el patriotismo racional. 

El apogeo del partido Alternativa para Alemania (AfD) así como en otros países de formaciones ajenas a la visión socialdemócrata y al buenismo (woke) tanto de la derecha como de la izquierda clásicos obedece a la incompetencia de legisladores e instituciones, desde hace muchos años,de atajar y agravar problemas acuciantes en Occidente, como: la criminalidad de los migrantes, el terrorismo islámico, la falta de vivienda, integración social, galopante burocracia, crisis económica, natalidad negativa, los conflictos en medio globo, la competencia de China, etc

Que fuerzas políticas de distintas ideologías coincidan la semana pasada en una votación en el parlamento federal alemán (Bundestag) por restringir la llegada de migrantes ilegales a Alemania o incluso expulsarlos del país tras el hartazgo social de sufrir en propias carnes atentados, asesinatos, crímenes y delitos de sangre contra la población que los acoge, no significa -como la prensa clásica aduce- que se haya sellado una alianza ultra en el país más poderoso de Europa. Todo lo contrario, lo que hemos visto en el Bundestag alemán recientemente no certifica en ningún caso un pacto “de la derecha con la ultraderecha contra la migración” sino la mera coincidencia en el sentido de un voto entre la Democracia Cristiana (CDU) con el AfD. 

Que este último partido amenaza ganar las elecciones alemanas del 23F superando a la CDU del candidato a la cancillería alemana Friedrich Merz  y por supuesto a la blandengue socialdemocracia (SPD) del canciller Scholz, es lo que irrita a ciertos comentaristas del mainstream haciendo gárgaras en la opinión pública.

Si en adelante coincidir en el sentido de un voto por un tema menos sutil como por ejemplo el azul del firmamento, significa certificar una alianza con extremistas, es que no se quiere entender nada. Por qué las alianzas de la izquierda son toleradas pese a ensoñar el más puro extremismo, mientras que las de la derecha , siempre descalificados intencionalmente de fachas, nazis y xenófobos son objeto de rechazo entre una falsa intelectualidad. 

Al final, poco hacen para impedir que ninguna de ambas corrientes fascistas (la comunista y la nazi) recuperen protagonismo en suelo europeo. 

Es la guerra del relato y de los medios de comunicación tradicionales que pierden cuota de influencia por la aparición de las redes sociales y que ponen en marcha sus ventiladores narrativos para contrarrestar el auge de una determinada tendencia cansada de tanto posturismo woke, Agenda 2030, buenismo socialista e inacción ante los acuciantes problemas sociales de las comunidades

Pero en honor a la verdad pronto se olvidan que mientras una se lleva la fama pese a ser causante de las mayores barbaries contra la humanidad a lo largo de la historia (en torno a 100 millones de asesinatos en países como la antigua URSS, bloque del Este europeo, China, Corea del Norte, Camboya etc), la otra se lleva la deshonra del pasado nacional-socialista por cometer otro pogromo “de sólo” 6 millones de judíos. 

En un caso se canta y enarbolan banderas de la Internacional con toda normalidad, y en otros los mismos “demócratas” de izquierdas se encargan de sacar las banderas correctas a las formaciones legítimamente de ideología contraria votada en países como Alemania, Austria, Francia, Italia, Países Bajos, EEUU. o España. 

Es la guerra del relato y de los medios de comunicación tradicionales que pierden cuota de influencia por la aparición de las redes sociales y que ponen en marcha sus ventiladores narrativos para contrarrestar el auge de una determinada tendencia cansada de tanto posturismo woke, Agenda 2030, buenismo socialista e inacción ante los acuciantes problemas sociales de las comunidades.

Las críticas a toda voz contraria a la corriente establecida (mainstream) como Elon Musk, Trump o a sus semejantes partidos patriotas (peers) en el mundo por defender unos postulados anti-sectarios como también hace el AfD en Alemania cuentan con toda la hipocresía de testaferros en la clase dirigente de España, Alemania, Reino Unido, la UE, medios de comunicación, sindicatos y ONGs subvencionados. Ya nadie reprocha a Podemos socio del gobierno español que en su inicios eran contrarios a Europa, el Euro, la OTAN, la Constitución  y el estado de derecho que sigue  anhelando liquidar desde el 15M e imponer al final la dictadura del proletariado. 

O por otro lado que partidos golpistas, ultras y anti-España como Junts, ERC, Bildu, BNG, Sumar, PNV etc decidan el destino destructivo del país por la complacencia del actual inquilino en La Moncloa pareciendo lo más natural en democracia. 

Hay quienes están dispuestos a deslegitimar partidos votados por su electorado como los de Trump en EEUU, el AfD en Alemania, el de Milei en Argentina, Meloni en Italia, Abascal en España y otros tantos (Sánchez los denomina estandartes de la “Internacional Ultraderechista”) simplemente por defender unos valores perdidos y en desuso sin renunciar a los principios democráticos.

Pero los malos en España están sentados en nuestro caso a la derecha de la izquierda progresista, siempre bien llamados la “ultraderecha”: PP, Cs, UPD, Vox (menos Junts por ser necesarios para Moncloa), cuando no de fachas y nazis  por hacer valer otro relato igual de legítimo. El combate dialéctico se combate con el abuso de poder, la mentira, el robo, el asalto de los contrapoderes y el deterioro de la democracia con tal de que “no gobierne la derecha”. 

Esto no impide que quien mande en España no sea Sánchez sino el prófugo catalán Puigdemont de Junts desde Waterloo. El PSOE es el mismo partido patriota que en la II República quiso vender Cartagena, Vigo y Mahón al Reino Unido (aparte del oro a Moscú) para financiar la guerra civil. O los que aclaman actualmente que España es la locomotora de Europa mientras pide una limosna de 50 euros en el SMI para comprar pescado.

No hay nada más antidemocrático  que deslegitimar partidos patriotas emanados de las urnas que hacen frente al nepotismo y autocracia crecientes de la izquierda radical, tanto en España como en medio mundo. 

El relato socialdemócrata en Occidente (tanto en partidos de izquierda como de derecha, así como sus satélites mediáticos) es el germen a vista de pájaro de la mayoría de nuestros males. En la  Europa de Von der Leyen, del retraso tecnológico, la sobre-legislación, la burocracia, la pérdida de competitividad y productividad, así como de los problemas sociales derivados: paro, recesión, crisis económica (como en España permanentemente), intervencionismo, falta de innovación, deuda y gasto públicos, pensiones, criminalidad,viviendas, casi nula natalidad, despoblación y migraciones entre otros. 

Cuando afrontemos el galopante envejecimiento de las sociedades modernas frente a la explosión demográfica de  países con valores  anti-occidentales (islamistas) que además llegan a nuestras fronteras, entonces despertaremos a otros graves desafíos como la imposibilidad de mantener el estado de bienestar - invento del capitalismo renano- y la falta de recursos para costear el alto coste de la dependencia por sus  insuficientes pensiones. 

Financiar las prestaciones  sociales a costa de engordar la deuda pública es la receta seguida por el buenismo socialdemócrata hasta ahora, haciendo de las finanzas del Estado una bomba de relojería de la que sólo alarman una parte de la clase política patriota. Pablo Iglesias llama "ultraderechistas" a los que alertan de la insostenibilidad de las pensiones en España, abocadas al colapso según  expertos. Una cosa es recurrir a los migrantes para costear las pensiones y otra muy distinta para reventar el censo electoral por intereses políticos descarados. 

Esconder la cabeza debajo de la tierra es otra práctica usual en Europa, procrastinando las reformas estructurales pendientes dede hace generaciones para afrontar todos los retos globales que nos afectan (crisis económica y competitividad, cambio climático, guerras y conflictos, terrorismo, la IA o migración). 

Y cuando llegan al poder fuerzas disruptivas que apelan al sentido común de la regeneración democrática y reclaman la cuota de sustento para garantizar la paz en Europa, entonces ponemos el grito proletario en el cielo con la aorta hinchada y hasta maldecimos a la IA por ser un invento de millonarios fuera de control. Sánchez acusa a Musk - el asesor presidencial de Trump- de trucar el algoritmo de X para “esparcir bulos y fango”. Se atreve a decirlo el Máster del universo. 

En cualquier opositor ven a un enano con bigote, saludo nazi y antidemócrata efusivo. Igual los intolerantes son los que siempre han regido el destino de forma alterna hasta conducirnos a la encrucijada actual y la agonía de las arcas públicas en una sociedad contemporánea indefensa de sus propios males. 

 

@ignacioSLeon