Y en el templo de Poseidón, rey fuiste declarado
¡Oh Arganthonio, hijo de Carmoss, nieto de Turpass!
En la ciudad de Tartessos, a la que río y mar bañan,
de los diez Reyes recibes, sumisa la Turdetania.
Y de los diez toros, se amontonaron las fiestas,
y los atléticos juegos en las mullidas praderas,
y en el liquido Tartesos, túrpidas embarcaciones
compitieron, en enconadas pugnas marineras.
Y al concluir los días alegres, llenos de faustos,
hablaste a los tartesios de túnicas afelpadas,
firme el cetro en la mano, la blanca capa al viento,
lanzaste desde la alta escalinata, aladas palabras:
¡De Geryon hijos, del rey descendiente del Océano!
¡Ahora sois hijos míos! Inquieto estoy por el canto
venidero a mi vida, cuando ya memoria sólo sea,
en la amplia y extensa vitela del escribano.
En la Columna de los Reyes, lo que a mi reinado
atañe, quisiera que de yunques, naves, balanzas…
se sienta así adornado, y muy ufano el oricalco.
¡Y nunca el hábil cincel trace flechas o espadas…!
que traen la sangre, la muerte, y el ardiente catafalco.
En la fiesta de los toros, de los varones he admirado
más que a todos, al que burlar supo a la terrible fiera,
sin emplear la lanza, solo con el quiebro y la carrera.
Y de igual forma y manera, que ensalza el oricalco
al rey Gargoris, observador del laboreo de las abejas,
sin orgullosos trofeos de guerras, en el tallados,
y al rey Habis, que abonanzó el arte de las siembras
prefiriendo al arco y a las flechas, el arte del arado;
y como el nacer príncipe, es fortuna de estrellas,
la suerte no os manda un rey belicoso y guerrero,
sino un hombre de paz, que quiere le recuerden como…
¡Rey de la plata! ¡Rey de la plata! ¡Rey de la plata!
Así fuiste interrumpido por Tarsis, la erbitana,
y corearon el nombre con clamor jubiloso,
y blancas banderas agitaban tus súbditos, todos,
imitando el aleteo de los ánades libertados.
¡Rey de la plata! ¡Rey de plata! ¡Rey de la plata!
Y con éste nombre entraste, longevo, en la leyenda,
no sin antes degustar, los frutos y la tragedia
de las tres Hespéridas: la blanca, la roja, y la negra.










