Que Pedro Sánchez es capaz de cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder es algo que ya quedó demostrado durante la anterior legislatura. Por ejemplo, mintiendo hasta la saciedad. Y a esas mentiras, con gran cinismo, las llamó "cambios de opinión". 

Para más inri, ahora se siente avalado por las urnas para seguir actuando y mintiendo igual. Porque, aunque no ganó las elecciones del pasado 23 de julio, quedó segundo y la aritmética parlamentaria le permitiría gobernar si llega a un acuerdo con los cuatro partidos independentistas (dos vascos y dos catalanes -Bildu, PNV, Junts y ERC-) del Congreso.

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Para ello, Sánchez está dispuesto a usar una nueva mentira o "cambio de opinión". Si en el año 2021 el PSOE se oponía a una amnistía para los condenados por el 'procés' --exigencia de los 'indepes' catalanes--, ahora la amnistía ya es posible, siempre que se le encuentre un encaje constitucional, que es la interpretación que cabe hacer de las palabras del presidente del Gobierno en funciones, quien acaba de advertir que el «diálogo» es el «método» con los independentistas y el «marco» la Constitución.

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El nuevo argumento que ya ha deslizado Pedro Sánchez es el de asegurar que «quien decide que es constitucional es el Tribunal Constitucional». Es decir, que se aprobará una ley de Amnistía y se dejará al Tribunal Constitucional, dominado por el sanchismo, quien diga la última palabra. Y por supuesto, la avalará, porque este órgano se ha convertido en otro instrumento al servicio del sanchismo desde que se renovasen sus miembros y ocupase la presidencia el totalmente imparcial —nótese la ironía— Cándido Conde-Pumpido.

Pero recordemos lo que opinaba el PSOE en 2021 sobre una amnistía, en palabras de Carmen Calvo:

Lo dicho: nueva mentira o "cambio de opinión" en el PSOE a la vista. Y es que, por lograr el poder, todo vale, ¿verdad señor Sánchez?