Todas las tradiciones, incluso la que se convierten en moda, es decir, en estupidez, tienen una raíz cristiana. Sobre todo porque, siguiendo a Chesterton, las nuevas ideas de la modernidad no son otra cosa que viejas ideas cristianas que se han vuelto locas.
La noche de San Juan se celebra seis meses antes de Navidad, precisamente porque el Arcángel Gabriel le dice a Santa María que su prima Isabel ya está de seis meses... "la que llamaban estéril".
Es decir, que si aceptamos el calendario litúrgico -no, no es dogma de fe- resulta que San Juan Bautista, que no evangelista, nació en la noche más corta del año y Jesús de Nazaret en la noche más larga.
Pero esto no es lo que me preocupa. Lo que me preocupa es que la tradición se convierta en moda estúpida... o en algo peor. Por ejemplo, las hogueras de San Juan, en la que -ayer no deje de escuchar alocuciones de este cariz, del género bobochorras- es un elemento purificador, porque el fuego purifica.
¿Purifica? El fuego lo que hace es abrasar. En tal caso, el símbolo de la purificación es el agua. Es decir que, una vez más, se utiliza una liturgia cristiana para profanar el sentido cristiano de las cosas.
Y así, las hogueras de San Juan se parecen más a la satánica danza del fuego. Sí, a esa blasfemia con la que el nuevo presidente de México, la inefable Claudia Sheinbaum, adornó su presidencial investidura. Era algo parecido a una confesión pública de su condición: "¡yo no soy atea, soy satánica". Y Satán cree en Dios, se lo aseguro.
Volvamos a San Juan. Las fiestas absurdas del solsticio de verano repiten la degeneración cotidiana de la sociedad actual, que va desde el cristianismo al ateísmo para luego, en la era de la Blasfemia contra el Espíritu Santo, dar un último paso hacia la satanización, muchas veces inconsciente, de las hogueritas.
Tampoco es tan difícil distinguir la celebración de la fiesta del precursor y la adulteración -insisto, demoniaca- de la Fiesta de San Juan. Basta con tener claros varios conceptos:
- El cristianismo no es un qué, es un quién, No se trata de una idea, se trata de un Dios que nos ama y que se encarna en hombre.
- El cristianismo, antes que una idea, es un hecho: el precursor anuncia que viene el Redentor, uno es seis meses mayor que el otro.
- Purificarse no es saltar hogueras, e confesarse, la Fiesta de San Juan es la preparación para la Navidad, buen momento para le arrepentimiento, no para saltar hogueritas y emborracharse en la playa.
Por lo demás, felicidades a todos los Juanes y no confundir el precursor con el discípulo amado, a San Juan Bautista con San Juan Evangelista.