El Mundial de fútbol de Catar se ha convertido en un proscenio para la concienciación general de los derechos de las mujeres y de los gays. Es curioso, porque hasta los futbolistas que se han negado a ponerse el brazalete arcoiris resulta que se echan atrás porque la FIFA les ha amenazado con una tarjeta amarilla... pero no se atreven a entrar en el fondo de la cuestión. Por supuesto que se puede y debe protestar ante cualquier falta de respeto a un homosexual, pero no por ello debes promocionar, al menos un católico, aquello que la Iglesia califica como antinatural.

La Iglesia sí entra, en el Catecismo de la Iglesia católica, en el fondo de la cuestión. Y no es islámica, es la Iglesia Católica.      

Ahora más que nunca, la Iglesia debe recordar el catecismo: al homosexual hay que tratarle con todo afecto, respeto y delicadeza, pero la homosexualidad es antinatural. 

Entre otras cosas, porque, si no lo recuerda la Iglesia, no lo recordará nadie.