Madrid y 18 de julio de 1936; es sábado y se celebra junta general de la Hermandad del Refugio. El hermano mayor, Manuel Carvajal y Hurtado de Mendoza (1865-1936), XVII marqués de Aguilafuente, ha recorrido muy preocupado los seiscientos metros desde su domicilio hasta la puerta de la iglesia de San Antonio de los Alemanes.

Sucedió que por una real cédula de 10 de febrero de 1702, el rey Felipe V (1700-1746) había hecho entrega de la iglesia y de la hospedería de San Antonio de los Alemanes a la Hermandad del Refugio, que ya desde principio del siglo XVII practicaba la caridad en las calles de Madrid, pues había sido fundada en 1615 por el jesuita Bernardino de Antequera y los laicos Pedro Lasso de la Vega y Juan Jerónimo Serra con el fin de “socorrer al pobre abandonado y enfermo que no tenía donde refugiarse ni nadie que lo cuidara”.

fundadores

Estos tres cuadros de los fundadores de la Hermandad presiden la sala de juntas- La sala de juntas se conserva exactamente igual a como estaba hace más de tres siglos.

 

No, no eran infundados los temores de Manuel Carvajal y Hurtado de Mendoza. Desde el golpe de Estado que dieron los socialistas contra la República en 1934, aunque fracasó aquel intento de Largo Caballero (1869-1946), desde entonces la convivencia se volvió imposible, y los socialistas lo remataron con el asesinato de Calvo Sotelo (1893-1936) el lunes de esa semana, provocando la Guerra Civil.

En los días siguientes al asesinato de Calvo Sotelo, la tensión fue en aumento hasta el viernes 17 de julio, porque llegaron noticias de Ceuta y Melilla que anunciaban el comienzo de la Guerra Civil. No, no eran infundados los temores del hermano mayor de la Hermandad del Refugio, porque dos meses después de esa junta general iba a ser apresado por el socialista Zacarías Ramírez Rodríguez (1906-1942), alias “El Cojo”, conducido a una checa y asesinado en la carretera de Fuencarral el 17 de septiembre de 1936.

Tras el asesinato de Calvo Sotelo, la tensión fue en aumento hasta el 17 de julio, porque llegaron noticias de Ceuta y Melilla que anunciaban el comienzo de la Guerra Civil. No, no eran infundados los temores del hermano mayor de la Hermandad del Refugio: dos meses después fue apresado por el socialista Zacarías Ramírez Rodríguez, conducido a una checa y asesinado en la carretera de Fuencarral 

Manuel Carvajal y Hurtado de Mendoza, como hemos dicho, vivía muy cerca de la Hermandad del Refugio, concretamente en el número 7 de la calle San Mateo, donde estaba el palacio de su cuñado Cristóbal Colón y Aguilera (1878-1936), XV duque de Veragua, que estaba soltero. El hermano mayor del Refugio se había casado con la única hermana del duque de Veragua, María Pilar, con quien tuvo nueve hijos, pero el 8 de noviembre de 1931 había fallecido su esposa. Así es que en 1936 residía en el palacio de su cuñado, junto con sus hijas que todavía no se habían emancipado. La menor de ellas, María Eugenia, tenía 15 años.

La foto de la estampa que encabeza este artículo describe con precisión la Hermandad del Refugio. Por tratarse de una asociación religiosa se representan el cielo y la tierra. En el cielo y en el centro de la imagen se encuentra la Inmaculada Concepción, bajo cuya protección se puso la Hermanda del Refugio, y escoltando a la Virgen dos protectores celestiales: San Miguel Arcángel y San Antonio de Padua.

En el plano de la tierra y en el centro de la estampa aparecen los tres fundadores de la Hermandad y las distintas actividades de los hermanos que se materializan sobre todo en los siguientes ejercicios de caridad: la ronda nocturna, conocida popularmente como la “ronda de pan y huevo”, en la que se llevaban alimentos a los pobres de la calle; y además de esta ayuda material se les proporcionaba a estos pobres ayuda espiritual, pues a los hermanos que hacían la ronda de pan y huevo, siempre les acompañaba un sacerdote; y también hacían la ronda de día para visitar a los enfermos en sus domicilios, cuyas identidades les proporcionaban los párrocos de Madrid.

Escantillon

Escantillón de huevos de la Hermandad del Refugio para medir su tamaño, de manera que solo se repartían los huevos grandes que no podían atravesar el hueco del escantillón, según el dicho que circulaba entre los hermanaos: “Si pasa, no pasa; y si no pasa, pasa”

 

Y como en estas rondas solían encontrar niñas desamparadas, a las que llevaban a las casas de la Hermandad, esta actividad dio lugar a la fundación del colegio de la Purísima Concepción en 1654 para niñas, que ha estado abierto hasta hace poco en la sede de la Hermandad. En el siglo XVIII a todos estos actos de caridad se añadió el “servicio de sillas”, con el fin de llevar a los enfermos a los hospitales y socorrer a las víctimas de las catástrofes, como los incendios. De alguna manera puede considerarse el servicio de sillas de la Hermandad del Refugio como el de las primeras ambulancias de Madrid.

Silla de manos

Silla de manos para el transporte de enfermos. Siglo XVIII.

 

Y desde luego que es obligado hacer una referencia a la iglesia de San Antonio de los Alemanes, una auténtica joya del Barroco, que con justicia es conocida como la Capilla Sixtina de Madrid. Los frescos de sus muros y de la bóveda con los colores de un exuberante Barroco fueron pintados por Francisco Rizi (1614-1685), Francisco Carreño Miranda (1614-1685) y Lucas Jordán (1634-1705). No voy a describir estas maravillosas pinturas para que el que pueda ir de mis lectores se lleve la misma grata sorpresa que a mí me proporcionó la visita guiada del museo de la Hermandad y de la iglesia, de casi dos horas, que hacen los miembros de la Hermandad del Refugio. Solo les diré que al cabo de mis años son muchas las visitas guiadas a las que he asistido en España y fuera de nuestra patria, pero no recuerdo ninguna como la que hizo ese día Pedro de la Esperanza. Es de tal interés de lo que yo le escuché a este hermando del Refugio, que no puedo menos que dejarles aquí el enlace, por si alguien está interesado en asistir a una de sus visitas guiadas. Por otra parte, el precio de diez euros que se paga por la visita guiada se dedica a pagar los gastos del comedor social que tiene la Hermanad, que es la versión adaptada a nuestro tiempo de la ronda de pan y huevo.

Altar

 

Cúpula

La iglesia de San Antonio de los Alemanes, construida en el siglo XVII, es un templo muy singular por tener planta elíptica y pintadas todas su paredes y la cúpula. Popularmente es conocida como la Capilla Sixtina de Madrid.

 

Pero volvamos a la Guerra Civil, para conocer el trágico final del hermano mayor de la Hermandad del Refugio. El 8 de agosto de 1936 se presentó en el palacio del duque de Veragua el socialista Zacarías Ramírez Rodríguez y detuvo a Manuel Hurtado de Mendoza y a su cuñado, el duque de Veragua. Tras desmantelar su casa y robar cuantos objetos de valor encontró, se llevó a los dos a la checa de Bellas Artes. Al resto de la familia los dejó vigilados por diez milicianos, prohibiéndoles salir a la calle y asomarse a las ventanas. Para incomunicarles del todo, cortaron el teléfono.

Al día siguiente dejaron libres a los dos cuñados y se incorporaron al resto de la familia que permanecía presa en el palacio del duque de Veragua. Pero veinte días después, regresó de nuevo el socialista Zacarías Ramírez Rodríguez y se llevó a los dos cuñados a una checa “clandestina” que los socialistas habían instalado en el número 50 de la calle de Velázquez de Madrid. Dicho socialista también se llevó a la cocinera del descendiente de Colón para que le guisara y le sirviera la mesa.

El hermano mayor del Refugio y su cuñado permanecieron dos semanas encerrados en la checa socialista de la Calle Velázquez número 50. Y en esos días les obligaron a firmar tres cheques de 15.000, 10.000 y 20.000 pesetas, que fueron cobrados por el Círculo Socialista; Zacarías Ramírez Rodríguez le hizo firmar un documento al duque de Veragua por el que le donaba su finca de Valjuanete

Zacarías Ramírez Rodríguez tenía 30 años y era natural de Medina de Río Seco (Valladolid). De profesión cortador, en una sastrería, se había afiliado al partido socialista y a la UGT. Con 16 años le encontramos en Bilbao, donde fue secretario del Sindicato de la Aguja de la Sección de jornaleros de Bilbao. Y a partir de entonces prosiguió su ascenso en el partido hasta ocupar la presidencia del Círculo Socialista del Sur, en Madrid. Jugó un papel importante en el golpe de Estado de 1934, motivo por el que mantuvo una estrecha colaboración con Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto (1883-1962).

El hermano mayor del Refugio y su cuñado permanecieron dos semanas encerrados en la checa socialista de la Calle Velázquez número 50. Y en esos días les obligaron a firmar tres cheques de 15.000, 10.000 y 20.000 pesetas, que fueron cobrados por el Círculo Socialista. No conforme con esto, Zacarías Ramírez Rodríguez le hizo firmar un documento al duque de Veragua por el que le donaba su finca de Valjuanete en la provincia de Toledo. Y el propio Zacarías Ramírez se trasladó allí en dos ocasiones para tomar posesión de la finca. También detuvo a 28 vecinos de Mocejón y Villaseca (Toledo), que trabajaban en otra finca de la familia. Los 28 fueron asesinados por considerarles de derechas.

A estos crímenes, hay que añadir que la incautación supuso una auténtica catástrofe para la finca, como se puede leer en la biografía del duque de Veragua publicada por la Real Academia de la Historia:  “La yeguada árabe de Colón fue creada alrededor de 1927, con la adquisición de caballos y yeguas procedentes de Inglaterra, Siria, Arabia, Argentina, Rusia y España (…) El estallido de la guerra civil también fue nefasto para más de cincuenta caballos de pura sangre árabe de la yeguada Veragua que fueron sacrificados o desaparecieron, incluidos sus mejores ejemplares, Sirio III y Razada, sementales que habían obtenido los más altos premios en la exposición de 1930, en Madrid”.

El propio Zacarías Ramírez se trasladó en dos ocasiones para tomar posesión de la finca de Valjuanete. También detuvo a 28 vecinos de Mocejón y Villaseca (Toledo), que trabajaban en otra finca de la familia. Los 28 fueron asesinados por considerarles de derechas

Del final del hermano mayor del Refugio ya sabemos que fue asesinado el 17 de septiembre de 1936 en la carretera de Fuencarral, aunque no conocemos los detalles de su asesinato. No ocurre lo mismo en el caso de su cuñado, el descendiente de Colón, pues un testigo de sus últimos momentos cuenta lo siguiente:

“Uno de los días, en la checa de la calle Marqués de Cubas, en la tercera habitación del pasillo de la derecha, recuerdo cómo los milicianos le pegaban a un señor que estaba atado a una silla de madera con brazos. No sabía quién era ni porqué le daban guantazos en la cara hasta partirle el labio… Después de aquello, al amanecer, creo que fue el 24 de agosto, me montaron en un “forito”, ocho cilindros, muy viejo, y fuimos a la carretera de Fuencarral. Al rato, llegó un coche alargado de donde se bajaron cuatro milicianos, y el quinto, el jefe de las checas, que yo aún no conocía entonces. Vestía un tabardo marrón y unas botas. No tendría más de 23 o 24 años. Era Santiago Carrillo. Apearon a tres señores y una señora, les hicieron andar sobre la cuneta unos doce metros, y sin que yo me lo esperara, sacaron las metralletas y los mataron a los cuatro. Carrillo, que había dado la orden de ejecución, saltó a la cuneta y me dijo:

- Pionero, estudiante, ven acá. ¿Sabes quién es este? –Señalando a uno de los ejecutados que estaba tendido en el suelo en un charco de sangre-. Este es el duque de Veragua, el fascista número uno de España, –añadió Carrillo mientras sacaba una pistola de debajo del tabardo (que recuerdo perfectamente, del nueve largo), y disparó tres tiros sobre el cráneo del duque, que ya estaba bien muerto.

Hecho esto, Carrillo vio en la mano del cadáver una sortija con brillantes que parecía de valor, y dirigiéndose al Guardia de Asalto Ramiro Roig, “El Pancho”, le ordenó:

-¡Quítale el anillo!.

El otro empezó a tirar sin conseguir que saliera.

-¡Córtale el dedo, leche! –reclamó Carrillo, indignado.

El guardia sacó una navaja del bolsillo y destrozó la mano hasta que consiguió sacar el anillo, y se lo dio a su jefe. Recuerdo perfectamente que Santiago Carrillo, después de limpiar la sangre de la sortija, con broza que tomó del suelo, se la guardó en el bolsillo y, cogiéndome por encima del hombro, me subió en el Ford. Emprendimos viaje de regreso”.

Este testimonio es de un personaje, apodado El Estudiante, un muchacho de Aranjuez que para poder comer se incorporó a las milicias de Madrid. Pero del Estudiante, de su testimonio y de lo que sucedía en la checa del Marqués de Cubas me ocuparé en un próximo artículo.

Javier Paredes

Catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá