No está bien insultar a nadie, pero tampoco esta sentencia viene nada mal porque habíamos llegado a unos extremos de puritanismo interesado realmente preocupantes. Recuerden la explotación política que el presidente del Gobierno hizo de la quema de la 'piñata de Sánchez' en la calle Ferraz. La propaganda monclovita lo explotó de tal forma que tal parecía que, a partir de entonces, todos tendríamos que hacer una reverencia cada vez que citáramos el nombre del inquilino de Moncloa. 

Antes decían que todo político se traga un sapo para desayunar. Pues eso, si quieren mandar, que no tengan la piel tan fina.