Resulta que lo mismo han hecho todos los presidentes norteamericanos, empezando por lo perpetrado por el actual presidente y anterior vicepresidente, Joe Biden. Pero como asegura cierta corresponsal, Biden no puso ninguna pega para devolverlos y Donald sí... ¿será cabrito?
Como quiero mucho a mi profesión periodística, me preocupa la hipocresía que veo surgir en ella, mayor aún y un poquito desalmada, cuando tengo la convicción de que el colega sabe de lo que habla o escribe y que, por tanto, está mintiendo. Bueno, los periodistas no mentimos, fingimos, que es peor. Sé que el colega finge porque cuando estás en el oficio nosotros sí que conocemos los hechos: no somos más listos que los demás es que los periodistas dedicamos a esos hechos nuestra jornada laboral.
Ejemplo: "Donald Trump será acusado de 37 cargos por llevarse a su casa documentos clasificados". Añadidos: "ya es la segunda vez que imputan a un expresidente"; "por primera vez, un presidente es imputado por delitos federales" (me encanta esto de los odelitos federales")...
En primer lugar, la acusación-persecución a Donald Trump es un ejemplo de lo que los ingleses afirman: si pasa el hambre no puede pasar el balón, si pasa el balón no puede pasar el hombre. Sobre todo, porque si el delito consistió en llevarse documentos clasificados secretos cuando dejó de ser presidente... resulta que lo mismo han hecho todos los presidentes norteamericanos, empezando por lo perpetrado por el actual presidente y anterior vicepresidente, Joe Biden. Pero como asegura cierta corresponsal, Biden no puso ninguna pega para devolverlos y Donald sí... ¿será cabrito?
La verdad no depende de las mayorías, cierto, pero siempre hay que considerar la opinión mayoritaria. Ya saben: le llaman democracia
Naturalmente, nuestros hipocritones, también los conservadores (recuerden Balmes: conservador es el partido que conserva la revolución) concluyen que Joe es bueno y Donald es un hijo de Satán.
Pero hay algo más: los escribanos deberíamos preguntarnos por qué nos ensañamos con personajes a los que la mayoría defiende, simplemente porque no son de nuestro agrado.
La verdad no depende de las mayorías, cierto, pero siempre hay que considerar la opinión mayoritaria. Ya saben, porque es la base de la democracia y porque si la mayoría de estadounidenses apoya a Donald Trump, a pesar de sus innumerables pecados, oiga, por algo será.
Y lo digo yo, que más que Trump me gusta el gobernador de Florida, Ron DeSantis. Es más: no soy un fan de don Donald, pero me dan ganas de serlo cuando percibo tanta hipocresía mediática. Ya saben lo del estreno de don Jacinto Benavente: un buen hombre que se ve obligado a matar una vez, y luego otra y luego otra... hasta que un jovencito sentado en platea, de nombre Ramón María del Valle Inclán, exclamó a gritos, para regocijo del público:
-¡Y a mi que este tío empieza caerme simpático!
Cuantos leo a mis colegas poniendo a Donald Trump como no digan dueñas, este Donald Trump empieza me empieza a caer irresistiblemente simpático.