- El líder del PSOE no sólo es superficial. Es algo peor: susceptible y rencoroso.
- Pero ambos se parecen en algo: están libres de principios y ayunos de ideas.
- El forzado acuerdo entre PP y PSOE les beneficiará a ambos.
- A los españoles lo único que podría beneficiarles sería la prejubilación de ambos.
Ya lo decía el gran Virgilio: "Feliz aquel que conoce las causas". ¿Y cuál es la causa de que
Rajoy no se entienda con
Sánchez ni Sánchez con Rajoy?
Me alegro de que me haga esa pregunta porque no deja de resultar una curiosidad científica el hecho de que dos cabezas tan huecas como las de nuestros dos máximos líderes políticos, tan parecidos el uno al otro que tanto el uno como el otro se encuentran libres de principios y ayunos de ideas, sean, sin embargo,
incapaces de entenderse.
Desde que le llamara indecente en el debate televisivo para las elecciones del 20-D, Mariano Rajoy no aguanta a Pedro Sánchez. Cosa curiosa, porque el gallego tira a indolente y no suele mantener relaciones bruscas: eso exigiría un esfuerzo adicional al que no está acostumbrado.
Pero con Sánchez ha hecho una excepción. Sencillamente, no le soporta. Mariano Rajoy considera que
Albert Rivera es una 'primadonna' y que
Pablo Iglesias tiene la mala uva propia del leninista disfrazado de ovejita hasta que llegue el momento. Pero eso no le enerva, no le debilita los nervios al presidente en funciones. Pedro Sánchez sí. Con él, don Mariano se vuelve irracional y casi entra en la esfera de
los delitos de odio.
Y es que don Pedro es un personaje pendiente de ratificarse ante su familia política, económicamente con muchos más posibles que él. Vamos, que su señora es la rica de la casa y eso lo lleva muy mal. Sánchez quiere ser presidente del Gobierno, lo primero para pasarle el cargo por los morros a su suegro y al hermano de su suegro, más ricos aún que él y ambos han hecho fortuna en actividades tan edificantes como progresistas.
En esa tesitura, y cuando se ha visto en puerta de la Presidencia del Gobierno, no acepta nada menor.
Pero no le basta ningún cargo intermedio. Que de cargos hablamos. Ideológicamente Sánchez es como Rajoy: un estafermo amigo de los tópicos.
Y como fuerzas iguales se repelen, aunque pacten Rajoy y Sánchez no se entenderán jamás.
Ahora bien, lo que ambos sienten por el otro es algo mucho más allá de la incomprensión: es
inquina. Y a Sánchez, claro, se le llevan los demonios al tener que dar el visto bueno a Rajoy como presidente. Y lo que es peor, obedeciendo las órdenes de quienes pretenden cargárselo en su propio partido, donde no le quiere sino su grupito de leales. Lo más fino que dicen de él hace relación a su soberbia: es susceptible y rencoroso. Ya saben, las dos manifestaciones más señeras del orgullo.
Sánchez recrearía de buena gana el
frente popular que nos llevaría a la guerra civil, esta vez a una guerra de 'todos contra todos'.
Y con todo esto, ¿este par de pedazos de cacho de trozo se van a entender? Pues yo creo que sí. ¿Por alguna razón especial, positiva? No, porque a la fuerza ahorcan. El acuerdo puede mantener -sólo puede- a Pedro Sánchez al frente del
PSOE y reforzar a Mariano Rajoy, el principal beneficiado por el acuerdo.
¿Y a los españoles? Naturalmente que no. A los españoles lo único que podría beneficiarles es la prejubilación de Rajoy, de Sánchez, de Rivera y de Iglesias.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com