• Jugar en la selección española no es un merito, es un honor.
  • Comprometido con la selección: ¡qué gran honor para la selección!
  • Y, además, ser una referencia moral para la jóvenes. Ni Piqué ni De Gea lo son.
  • ¡Tiene pecado que hayamos convertido en ídolos a estos señoritos malcriados…!
Gerard Piqué (en la imagen) ha marcado el gol de la victoria en el partido inaugural de España en la Eurocopa de fútbol, frente a la República Checa. Y entonces las lanzas se volvieron salvas. Ya no albergamos duda alguna sobre el patriotismo de Piqué, un "hombre comprometido con la selección". Desde Barcelona se habla del hispano-barça y desde Madrid los más ingenuos prefieren resaltar que un nacionalista trabaja para España de forma eficaz y que ha firmado la pipa de la paz con el símbolo del españolismo: Sergio Ramos. Oiga, en primer lugar, la elección española de fútbol no es más que eso: una selección de fútbol, no es España. Eso sí, como representa a todo el país, resulta que no es un mérito estar "comprometido con la selección": es un honor que se te confiere. Piqué es independentista catalán y marca goles para España porque, de otra forma, no podría jugar ni Eurocopa ni Mundial y eso no le gusta: el chico quiere una carrera personal brillante. Pero de compromiso nada: es un honor que se le ha concedido y por el que no debemos estarle agradecidos los españoles: él es quien debe estar agradecido. Por cierto, además de estar agradecidos, los jugadores seleccionados para tan alto honor deben ser una referencia moral para la hinchada, sobre todo para niños y jóvenes. Piqué es un blasfemo injurioso, es decir, que insulta a Dios y a los hombres, incluidos sus compañeros, además de un engreído. Y por cierto, David de Gea tampoco es un ejemplo. Y ambos se muestran incapaces de pedir disculpas por sus agravios. Son incapaces de arrepentirse. ¡¿Cómo hemos podido convertir en ídolos a estos señoritos malcriados?! Eulogio López eulogio@hispanidad.com