Cuidado con todo el que pretenda hacer una eucaristía light. Porque como ya he dicho otra veces, "la Iglesia vive de la eucaristía"... y el mundo también
La noticia, publicada este jueves en Religión en Libertad, debería ser un toque de atención a los creyentes de todo el mundo. En Irlanda, país tradicionalmente católico, en 2020 sólo se va a ordenar sacerdote un seminarista. Sólo un sacerdote de las 26 diócesis del país.
Eso sí que es una crisis, y de las serias, porque la principal función de un cura es celebrar la Eucaristía, es decir, convertir el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Jesucristo. La hostia consagrada no es un símbolo, sino el mismo Jesús que resucitó a Lázaro y perdonó los pecados a María Magdalena hace 2.000 años, con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad.
Satanás lo sabe -lleva siglos dándole vueltas- y por eso actúa contra todo aquel que pueda tener vocación sacerdotal. Se trata de acabar con la Eucaristía, y qué mejor manera de hacerlo que acabando con los sacerdotes. Si no hay curas, no hay misas. “Defended la Eucaristía con vuestras vidas”. “No permitáis que la Eucaristía sea retirada de nuestros templos y de vuestra vida”, fue el mensaje de la Virgen María a la madrileña Margarita de Llano, el pasado 17 de junio.
Hay que pedir a Dios por las vocaciones sacerdotales. Son más importantes de lo que parece. Y todo aquél que la reciba, que sea valiente. Dios nunca se deja ganar en generosidad.