- Los dos extremos: la situación privilegiada del sindicato de pilotos durante su pulso con Iberia.
- Y la mala planificación de Vueling, cuyos pilotos no pueden realizar todos los vuelos previstos.
- En ambos casos, el pagano es el mismo: el usuario.
Ni lo uno ni lo otro.
Ni la situación de privilegio de los pilotos del Sepla en Iberia, antes de la reestructuración de la compañía, ni
la mala planificación de Vueling, cuyos pilotos no pueden realizar todos los vuelos previstos, y vendidos.
Las cifras son elocuentes. Sólo el domingo 3 de julio, y después de cuatro días de caos, Vueling anuló 14 vuelos. Desde el jueves 30 de junio, unos 8.250 pasajeros se han quedado en tierra y no han podido realizar su viaje como tenían previsto.
El Ministerio de Fomento ha decidido abrir expediente a la compañía, tal vez un poco tarde.
La situación de los pilotos del Sepla de Iberia, antes de la reestructuración de la compañía, era radicalmente distinta. No sólo por el sueldo, mucho más elevado, sino por los privilegios con los que contaban. A pesar de todo, en cuanto se pasaban dos minutos de las horas de trabajo previstas en el convenio -aunque fuera por el retraso de otro vuelo o por una avería- se retiraban a descansar.
Son los dos extremos y en ambos casos el pagano es el mismo: el pasajero.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com