El PSOE va a modificar el Código Penal: si una mujer no dice sí, de forma expresa, es agresión sexual. Lo tiene que decir de forma expresa, ojo. Y su palabra se convierte en ley, como ocurre con la ley contra la violencia de género: la mujer no miente nunca. Si asegura que su marido le ha pegado, el marido a la trena, sin diligencia alguna. Pues aquí igual.

En el matrimonio, no se le pide al cónyuge consentimiento expreso y legal: se le exige afecto

Ya saben aquel chiste –sí, machista, pero muy bueno y pertinente- que preguntaba en qué se diferenciaba un diplomático de una señora. La respuesta era esta: cuando un diplomático dice sí, quiere decir tal vez; cuando dice tal vez, quiere decir, no. Y si dice no… es que no es un diplomático. Con la señora ocurre al revés: cuando dice no, quiere decir tal vez, cuando dice tal vez quiere decir sí. Y si dice sí… es que no es una señora.

Veamos: la nueva chorrada del Gobierno socialista de Pedro Sánchez, presentada por su vicepresidenta, Carmen Calvo, consiste en promulgar que si la señora no dice sí, entonces es no y cualquier otra cosa será considerada como agresión sexual. Habrá que ligar con cámara y grabadora, y tratar de despedirse de la susodicha con mucho cuidado.

Concluyendo: esta reforma penal está dirigida a golfos y golfas

Pero todo esto es lo de menos. Lo de más es que se trata de una reforma para golfas y golfos. Oiga, la gente normal, con conciencia y estómago, no se acuesta con la primera, o el primero, que aparece a su vera. El catre está al final del amor y del compromiso, no al comienzo.