En otra de sus apariciones públicas faraónicas, para lucimiento propio y sin rueda de prensa, pero con muchas cámaras alrededor, Pedro Sánchez ha presentado el fantasmal ‘hub’ audiovisual español. Es decir, un supuesto megacentro de producción audiovisual de ficción en España, se supone que con cargo a los fondos europeos, es decir, ayudas públicas… que aún no sabemos si tan siquiera van a llegar.  

Y fue en este marco donde Sánchez exhala: “Creíamos que éramos invulnerables a la muerte”. ¿Ha enloquecido Pedro Sánchez? A lo mejor es que él se sentía invulnerable pero la pregunta-afirmación demuestra por dónde caminan las meninges del mandatario.

La exclamación resulta, además, especialmente enojosa por cuanto su gestión frente a la pandemia ha sido tan penosa como maliciosa. Penosa porque España fue durante la primera oleada, la más seria, el país con más muertos por habitantes del mundo, sólo superado por Perú (al menos en países comparables). Maliciosa porque lo único que le ha preocupado a Sánchez es aprovechar el virus para implantar una tiranía con ropaje democrático, un recorte de libertades único, sólo aceptado por un pueblo dominado por el pánico.

Y encima sigue presumiendo de ciencia quien engañó a los españoles con un comité científico que jamás existió. Y ni dimitió por el embuste ni pidió disculpas… y encima continúa con su impudicia y presume de que él siempre se ha guiado por “evidencias científicas”. Ya saben, si es evidente no necesita ser científico, y si es científico es porque no era evidente.   

Nos creíamos invulnerables ante la muerte. Pues hay que ser tonto, señor Sánchez, porque todos hemos de morir.