- Al final, el fiscal dimite. El 'Séptimo de Caballería' deja pequeña la 'artillería ligera' del presidente.
- Y de otros líderes del PP, para los que lo más normal, por lo visto, es tener una sociedad en Panamá.
- Y con un chalet en Villalba en la maleta por aquello de la proyección internacional al otro lado del Atlántico.
- Una práctica muy habitual: pregunte a su vecino. Así es de frecuente, no hay que sorprenderse.
Que el futuro del fiscal Anticorrupción Manuel Moix estaba en el aire no lo dudada ni Blas, lo que sorprendía, vaya por Dios, con la actitud de Rajoy, con esa fe suya tan encendida en las personas, al margen de las conductas. Finalmente, Moix ha dimitido, más pegado a la realidad, qué cosas. Más cautos, otros ministros, como Rafael Catalá, han despejado a córner mientras tanto -que eso es pasar de la defensa al silencio- y otros peperos, más hoolingans, como Alicia Sánchez Camacho, han lanzado mensajes de apoyo porque "no hay que darle más vueltas a lo que no es" porque ya Moix ha justificado que "ha hecho las cosas legalmente". Complejidades aparte, el desenlace era bastante previsible, sobre todo porque el señor Moix tenía el 25% de una sociedad en Panamá -una práctica muy habitual, por lo visto, pregunte a su vecino-, que crearon sus padres -también normal- con un único bien registrado, un chalet en Collado Villaba. Hasta el exministro Soria, con iguales torpezas, tenía mejores razones, como el comercio de fruta, canario como es, pero ni con esas. También cayó. Sobra lo demás, aunque, cosa también sorprendente, el fiscal general del Estado, José Manuel Maza, acepta la dimisión a regañadientes porque "no ha existido en su comportamiento ningún tipo de irregularidad ni ilegalidad". A uno, que es bien pensado, jamás se le ocurriría pensar que esa sociedad panameña, con el chalet en la maleta, no era para no pagar impuestos. ¡Noooooo! Sobre todo por la cercanía del país y esas cosas, y teniendo en cuenta, además, que ¡no hay bancos en España para operar, con normalidad, con cualquier país de mundo! También divierte la oposición, mientras, que se ha apuntado al Séptimo de Caballería para cargar contra Moix, pero por elevación, oiga, esta vez -"cosas veredes, amigo Sancho"-, porque lo que peligra es la democracia. Moix se había quedado solo, es cierto, salvo con el apoyo de Rajoy, a pesar del precedente Soria, y de otros por los que se ha partido el pecho, pero al final, cosas de la política, han acabado despeñados. Rafael Esparza