Sr. Director:
La Iglesia ha expresado en público su vergüenza y ha pedido perdón, pero, como ha dicho el Cardenal O´Malley, no hay tiempo que perder y las prioridades, a la vista de las palabras del Papa, están muy claras. La reparación del daño cometido contra las víctimas y sus familias es un deber eclesial ineludible al que deben sumarse la adopción de medidas legales y pastorales de obligada aplicación en todas y cada una de las Diócesis del mundo, el juicio a los culpables, el fin de las estructuras que favorecen el abuso y su encubrimiento, así como la restauración de la confianza traicionada. La tolerancia cero no es una declaración de principios, sino un compromiso histórico que debe ser creíble y verificable.