Sr. Director:

El fundamento histórico e indestructible de la Iglesia Católica, por tanto, del cristianismo, no el liberal y racionalista protestante desmitificador, es la Resurrección de Jesucristo. Sin esta verdad revelada y creída el cristianísimo, sería un de las muchas sectas que proliferan por todos los lugares con mensajes contarios y contradictorios. Hace algún tiempo el director de Avatar, intento rodar una película con la única intención de negar la realidad de la Resurrección; según confesaba quería encontrar en el sepulcro vacío el cuerpo, para demostrar que era imposible que Cristo no había resucitado. Se sumaba por lo visto a las mentiras de los jefes religiosos judíos, quienes habían logrado con dinero, para que los soldados afirmasen que mientras ellos dormían los discípulos de Jesús había, robado el cadáver.

La Resurrección de Cristo, como afirma el gran teólogo Ratzinger no pertenece a la historia terrena de Jesús de Nazaret, como puede ser la Pasión y Muerte en la Cruz, sus milagros y su mensaje, pero sin ella, su vida histórica no se puede entender. Solo por la Resurrección comienza la historia de la Comunidad de los Discípulos, la Iglesia. La huida y la dispersión de los discípulos después de la crisis de Viernes Santo fue total y la sensación de fracaso era la situación anímica de todos sus seguidores escondidos por miedo a los jefes judíos. Esta situación cambia radicalmente por el testimonio de una mujer, siempre las mujeres han sido definitivas en la vida de la Iglesia, así María Magdalena, que nada tiene que ver con los ficciones ridículas y reaccionarias que se escriben sobre ella, permaneció con la Madre de Jesús al pie de la cruz. La Magdalena conocía el lugar donde fue sepultado el cuerpo de Jesucristo, su querido Maestro, ella recibe la primera aparición y el mandato de comunicárselo a Pedro y los demás apóstoles, quienes, en un principio, no sólo no la creen, sino que desprecian su mensaje como ilusiones de mujer desequilibrada por el amor y el sufrimiento. Todo cambió cuando pudo comprobar personalmente el mensaje de María Magdalena, cuando fue con ella al sepulcro. No es de extrañar que los grandes teólogos como Tomás de Aquino, estimen a María Magdalena como el primer apóstol, porque fue la primera que anunció a los demás la Resurrección de Jesucristo.