Sr. Director: Internet echa humo. Se multiplican los mensajes apocalípticos ante lo que, presuntamente, se avecina: el planeta-cometa Nibiru, cataclismos climáticos, guerras mundiales, caos regido por una élite oculta, falsos profetas y papas falsarios, conspiraciones más reales que ficticias… haciendo de estos tiempos unos tiempos únicos para el desconcierto, sólo ajenos para los que duermen en el engaño del "siempre ha sido así, nada hay nuevo bajo el sol". Pero no es verdad, los tiempos se aceleran en maldad, si es que puede decirse así, maldad en el comportamiento humano que ha llegado a unos límites superiores a aquellos que merecieron castigo divino: los tiempos de Lot, en los que se practicaba la sodomía a gran escala, o los de Noé, en los que la degeneración moral asistida por los ángeles caídos tuvo repercusiones en el código genético humano, purificado después por una inundación planetaria que permitió la supervivencia de una línea pura, de la cual provendría el Mesías. Este furibundo diluvio, quizá fue provocado, como dicen algunos astrónomos, por el paso del mismo planeta Nibiru que ahora acerca peligrosamente su órbita a la nuestra. Y si el mismo Cristo afirmó que en los tiempos finales (no el fin del mundo), sería como en los días de Lot y Noé en los que llovió fuego o agua hasta aniquilar el mal encarnado en los habitantes de entonces, ¿qué será ahora, cuando los mismos hombres están tan corrompidos que ni siquiera saben que lo están? Hasta el Cielo sube la humareda del pecado, como la del mismo Infierno de los condenados en el que se maldice a Dios día y noche. ¿Qué será de los habitantes del s. XXI que han abandonado, en su gran mayoría, el código moral que debía regir su vida para ser aptos para el Reino de los Cielos? Cuando el hombre ya no sabe distinguir el bien del mal, es momento de darle, de nuevo, una instrucción sobre lo que Dios le pide en orden a cumplir su misión sobre la Tierra. Por eso, muchos profetas actuales elegidos por Dios, hablan de un Aviso sobrenatural, o toma de conciencia del estado del alma a la luz divina, para poder rectificar. Este evento se aproxima a pasos agigantados y es el que dará comienzo a la purificación planetaria que terminará con una nueva época de restauración, en la que ya no existirá el mal, ni ningún tipo de corrupción moral. Este es el mensaje que vale la pena discernir entre la cantidad ingente de información que florece en las redes, muchas veces equivocada y generadora de un terror desligado de su verdadera base: el juicio divino sobre las naciones y las conciencias individuales está más cerca que nunca, por eso, es hora de volver a Dios si queremos que Dios no se vuelva contra nosotros. Dolores Bravo