Sr. Director:
Hay que recordar, en cualquier caso, que antes de la ruptura con los nacionalistas, Sánchez aceptó una mesa de partidos de ámbito nacional que suponía un serio cuestionamiento de la soberanía nacional. Daba legitimidad a una institución paralela, diseñada a medida del soberanismo, que ningunea a los auténticos representantes del pueblo español, los diputados. Además esa mesa no puede ocuparse de una cuestión como la autodeterminación que nuestra Constitución excluye.
El relator o mediador exigido, y aceptado por Sánchez en un primer momento, es una figura que solo es adecuada para los conflictos internacionales. Aceptar las exigencias del independentismo en estas cuestiones supone concederle la construcción de un relato falso sobre lo que ha sucedido en los últimos años en España.