Sr. Director: Al término del viaje del Papa a Cuba, algunos medios de comunicación no tardaron en  manifestar una velada crítica a Francisco, del que esperaban una neta condena del régimen castrista. Aunque la visita a Cuba y Estados Unidos tenía un carácter eminentemente pastoral, se ha querido exigir al Papa una postura política, que para unos debería estar cuajada de anatemas, y para otros de elogios. Pero no ha sido así: el Papa se ha atenido a su carácter misionero destinado a fortalecer a los católicos, a los que ha convocado en Cuba a la "revolución de la ternura", así como a protagonizar la reconciliación. En todo caso, lo que haya tenido que decir el Papa a sus interlocutores, ya lo ha dicho en los largos, pacientes y discretos encuentros, que han permitido el acercamiento histórico entre cubanos y norteamericanos. Es absurdo pedir al Papa que eche ahora leña a los rescoldos de esos cincuenta años de distanciamiento que han caracterizado las turbulentas relaciones entre los dos países. Domingo Martínez Madrid