Sr. Director:
Recuerdan a Lázaro y a Epulón. "La pobreza de Lázaro, sin embargo, se manifiesta con gran dignidad: de su boca no salen lamentos, protestas o palabras despectivas".
Se trata de una valiosa lección para los educadores de la fe: "Como servidores de la palabra de Jesús, estamos llamados a no hacer alarde de apariencia y a no buscar la gloria; ni tampoco podemos estar tristes y disgustados".
Así deben ser también los catequistas: "No somos profetas de desgracias que se complacen en denunciar peligros o extravíos; no somos personas que se atrincheran en su ambiente, lanzando juicios amargos contra la sociedad, la Iglesia, contra todo y todos, contaminando el mundo de negatividad".
No ciegos de indiferencia o apariencia. Oteadores de horizontes, capaces de mirar a lo lejos, y sherpas que indican donde pisar ahora para seguir avanzando. Testigos cercanos y alegres. No tristes, ni pesimistas, ni escépticos:
"El escepticismo quejoso no es propio de quien tiene familiaridad con la Palabra de Dios. El que proclama la esperanza de Jesús es portador de alegría y sabe ver más lejos, porque sabe mirar más allá del mal y de los problemas. Al mismo tiempo, ve bien de cerca, pues está atento al prójimo y a sus necesidades".
Esto es lo que pide hoy el Señor de los catequistas: ir a lo esencial. Y para ello, renovarse y anunciar con alegría a Jesús, con la ayuda y el amor efectivo hacia los demás. Por eso, con Francisco le pedimos "que nos dé la fuerza para vivir y anunciar el mandamiento del amor, superando la ceguera de la apariencia y las tristezas del mundo. Que nos vuelva sensibles a los pobres, que no son un apéndice del Evangelio, sino una página central, siempre abierta ante nosotros".
Juan García
Carlos Ocaña se confirma como el hombre fuerte de Telefónica, en representación de Moncloa... y de Florentino
11/12/24 18:08