Sr. Director: La inversión extranjera se ha desplomado en Cataluña un 35% en los primeros meses de 2016. Al contrario que en el resto de España, donde el volumen de la inversión internacional ha subido un 15%. El comportamiento diferencial tan negativo de Cataluña debería obligar a una reflexión de la Generalitat. La incapacidad del gobierno de Puigdemont para aprobar unos presupuestos, la dependencia de un grupo radical y anticapitalista como la CUP o los notables riesgos políticos y económicos de una hipotética secesión no son seguramente la mejor tarjeta de presentación para atraer el dinero de nuevos inversores. La política catalana debería ser consciente que algo se está haciendo mal para que en el extranjero valoren peor invertir en Cataluña que en el resto de España y actuar para revertir esta situación que tan negativamente afecta a la economía catalana. Rosa Álvarez