Con un beso entusiasta rubricaron ambas próceres la promesa del cargo (sí, mejor que no haya jurado) de Cristina Cifuentes (en la imagen), como presidenta de la Comunidad de Madrid. Lo primerito que hizo: dirigirse hacia la vicepresidenta del Gobierno y soltarle un par de ósculos a su mentora. No sólo eso: Soraya se llevó consigo a seis ministros pero, no lo duden, la estrella era ella. La número dos del Ejecutivo, cada vez a más de alternativa a Mariano Rajoy, ahora ya no quiere ser candidata: se conforma con que Rajoy pierda las elecciones, se vaya y ella recorra un camino en la oposición. Lo malo es que en el Partido tampoco la quieren. Hispanidad redaccion@hispanidad.com