Pablo Iglesias, sexy y freudiano
No nos parece mal que el neocomunista Pablo Iglesias arremeta contra la prensa, incluso que lo hiciera contra periodistas concretos (por ejemplo, Álvaro Carvajal, de El Mundo).
A fin de cuentas, la prensa también está para juzgar y, verbigracia, a Podemos, desde Hispanidad, le hemos golpeado. Tiene razón también cuando asegura que no debió personalizar pero insiste en la veracidad de lo que soltó. No digo que tenga razón en lo que dice pero sí en el distingo: a veces la verdad puede resultar ofensiva. Por sí misma o por la susceptibilidad del criticado. Si es por sí misma, entonces hay que callar, pero si es ofensiva por la piel fina del presunto ofendido, entonces cabe el debate.
No, Iglesias no es un tirano que arremete contra la prensa. Es más bien un cretino, con cuerpo de adulto -más o menos- y vanidad adolescente. Lo digo por lo que soltó a continuación: habló de muchos periodistas a los que obligan a criticar a Podemos. En Hispanidad no nos obliga nadie, se lo aseguro don Pablo, lo hacemos 'motu proprio', con mucho gusto. Sólo que Iglesias añade que en el fondo Podemos tiene un atractivo muy sexy para los periodistas que les critican. Una cosa freudiana y un pelín obsesa. No es la primera vez, ni la segunda, en la que Pablemos alude a lo sexy que es Podemos. Quizás por ello Albert Rivera le preguntaba si eso de ascender a sus novias en el Partido era corrupción o simple… amiguismo sexy y freudiano. Ya saben, de Freud, aquella mente sucia.
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