Lo importante es la república catalana, señores y señoras, no quién la gobierne. Ese es el órdago lanzado por la anticapitalista CUP, con Antonio Baños (en la imagen) al frente, en su más excelso momento de gloria. ¡Cosas de una política desmelenada! Es el caos que ha provocado un figura, el ahora descorbatado Artus Mas (¿simula a Tsipras?), empeñado desde hace tiempo en un más difícil todavía. Pero, ojo, la táctica es la misma: si no compartimos la ley, acabemos con ella. Lo más probable es que la CUP, que recuerda la viejo anarquismo hispano -incapaz de ponerse de acuerdo en algo, a veces tan elemental como que en algo hay que ponerse de acuerdo-, tendrá que tragar sapos y culebras para llegar a un acuerdo con Junts pel Sí. En juego está el peor escenario posible -y tal vez necesario-, la convocatoria de nuevas elecciones, que devolvería a la CUP a su estado natural, una fuerza marginal y prácticamente extraparlamentaria hasta que don Artur abrió la caja de Pandora. Pero la jugada, no me digan, es ingeniosa. De narcisista a narcisista, que en eso se ha convertido ahora también la CUP. ¿Quieren un acuerdo?, preguntan, y se responden ellos mismos poniendo el problema en el tejado de enfrente: pues habrán ustedes "un proceso constituyente hacia la República catalana". Ustedes verán. La solución está en sus manos, no en las nuestras. Imperativos de la "ruptura democrática". Da risa sino fuera un asunto tan serio. ¿Alguien de toda esa tropa está pensando de verdad en la otra mitad de los catalanes que no piensan en cosas tan elevadas? Hispanidad radaccion@hispanidad.com
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15/12/24 07:00