Llega a los cines Little Boy: Eduardo Verástegui. "En Hollywood se respetan las convicciones religiosas de los demás"… Igualito que en España
Empecemos por el principio: Little Boy es de los mismos productores que la película provida Bella. Más: este segundo largometraje, de la productora católica Metanoia Films, es un precioso cuento sobre la fe y la inocencia espiritual.
Y más: el actor mexicano Eduardo Verástegui ha visitado España para presentar la película y aclaraba a Hispanidad que la ciudad más frívola del mundo, la meca del cine, a la que tantos se imaginan como Sodoma y Gomorra en un solo barrio… es respetuosa con las convicciones religiosas de cada cual. O sea, como en España, donde Verástegui es poco menos que un memo converso a quien conviene silenciar. Un tipo tan ultra que defiende la vida y la familia natural. Un asco. Él, sin embargo, dice lo contrario de Hollywood: allí no tiene que hacerse perdonar su conversión al cristianismo.
Nos lo decía muy claro, en su visita relámpago a España para presentar Little Boy, el actor y productor mexicano, Eduardo Verástegui: lo que pretenden con las películas puestas en marcha por Metanoia Films es "Inspirar, sanar heridas. Intentamos que sean un homenaje a la familia, a la amistad, demostrar que se puede ser agentes de cambio. Nuestro mayor objetivo es que los espectadores, tras ver nuestros filmes, quieran trabajar para convertirse en la mejor versión de ellos mismos".
En el conmovedor drama Little Boy, que se estrenará mañana viernes 30 de octubre, en las salas españolas, lo escenifican a través de la historia de un niño, de ocho años, marginado en su pueblo por su estatura, que sólo tiene un amigo: su padre. Cuando éste es llamado a filas, durante la Segunda Guerra Mundial, su hijo (que no puede vivir sin él) sólo tiene un objetivo: lograr que acabe el conflicto para que su progenitor regrese a su hogar. En ese drama humano también se apela a la concordia o el respeto entre personas con cosmovisiones diferentes en los diálogos que mantienen un sacerdote católico y un ciudadano japonés o, lo que es lo mismo, entre un creyente y un ateo.
Por si alguien no tuviera claro el mensaje universal y trascendente de la película, Verástegui nos lo definía así: "Little Boy es una aventura que nos ayuda a creer en lo imposible, es una parábola llena de alegorías y pretende despertar la niñez que todos llevamos dentro, la capacidad de soñar y perdonar en grande… La solución a los contratiempos es siempre la misma: dejar que el amor gobierne nuestras vidas y volver a ser niños otra vez".
Si quieren conocer más datos de este largometraje, les invitamos a leer la crítica que mañana saldrá publicada en www.hispanidad.com
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