La neurociencia te explica cómo puedes enamorarte
Luego no digan que no se lo advertí. La neurociencia nos indica cómo enamorarnos.
Ha descubierto la acción química, o física, o anímica (porque de todo sabe la nueva estrella del firmamento cientificista) de lacras del enamoramiento. Ya no sólo podemos prescindir de Dios, también de la física y hasta de la química, incluso el amor y la muy capo científica literatura. Nos basta con la neurociencia. Hasta para enamorarnos.
La neurociencia no tiene mucho de ciencia, pero posee una alta carga de neurosis. Por esa razón, el ateísmo ha encontrado un nuevo atajo a un mundo sin Dios en esta nueva chalada científica, poblada por pedantes majaderos, y acaba negando la existencia de un creador como elemento prescindible. El único no prescindible suele ser… el ateo.
La neurociencia es la ciencia más orgullosa y pedante que pretende convertir al neurocientífico en Dios, algo que siempre suele acabar en Frankenstein, en orgullo satánico.
Pero reparad, queridos niños, en que este nuevo universo neurótico de la neurociencia, por mera casualidad en la fiesta de San Valentín, es donde los grandes almacenes aumentan sus ventas y los restaurantes sus precios. Porque claro, no es lo mismo una fabada en un día normal y vulgar (pongamos 10 euros) que la romántica (romanticismo neurocientífico, que conste) fabada de San Valentin que, como poco, sale por 25 euros.
Es lo suyo.
Hispanidad
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