José Miguel Cejas (en la imagen), miembro del Opus Dei, tenía 60 años y era un católico iconoclasta. El pasado jueves daba catecismo a los niños en un colegio madrileño cuando se le rompió el corazón. Murió sin dar la lata, de infarto fulminante, mientras impartía clase de catecismo. Profesor de literatura, con muchos libros a sus espaldas, José Miguel Cejas cometió una machada. Presentó lo que antes se llamaba tesina, sobre un poeta y novelista francés… que no existía. Y el tribunal se lo tragó… y luego se cabreó muchísimo. ¿Qué pretendía José Miguel? Simplemente denunciar la pedantería, madre de la ignorancia, de determinados ambientes académicos que confunden la forma con el fondo. Esto es, que era un iconoclasta de la ciencia. Dado el engolamiento de los empíricos, incapaces de aceptar que sólo pueden conocer una mínima parte de la realidad: sólo la realidad material y con dificultades para la muy grande y para la muy pequeña. Está claro: necesitamos más Cejas. Hispanidad redaccion@hispanidad.com