A los gestores de la antigua Novacaixa, caja gallega del sur, les ha condenado a 2 años de prisión por sus contratos de indemnización, que en su conjunto se llevaron 18 millones de euros. Ojo, dos años y no dos años y un día, lo que, salvo decisión en contra del juez, habría supuesto su entrada definitiva en prisión. En principio la costumbre era que con dos años y un día entrabas en la trena, con dos, no. Hasta el caso Isabel Pantoja, para que sirva de escarmiento a los famosos. Pero dejemos eso, el caso es que Julio Fernández Gayoso (en la imagen), José Luis Pego y otros tres directivos han sido juzgados por las indemnizaciones laborales de 1999, que eran conocidas y aprobadas por silencio administrativo, por el Banco de España. Es decir, no han sido juzgados por créditos dolosos y fallidos, concedidos por intenciones aviesas o por negligencia, que es lo que realmente hace quebrar un banco. No, por cierto. Han sido condenados por sus indemnizaciones, es decir, por el chocolate del loro. Y lo malo es que el Banco de España, que ahora testifica en su contra, era quien aprobaba, o al menos no vetaba (que hubiere podido hacerlo) dichas indemnizaciones, un contrato que había que cumplir. Hay que tener cara. Hispanidad redaccion@hispanidad.com