La ministra de Economía, Nadia Calviño, parece que no quiere ver la realidad y vive en la ‘burbuja Sánchez’, pues ha defendido que la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) no afecta al empleo. En su opinión, tendrá un efecto “neutro”.

Sin embargo, los datos de enero no reflejan lo mismo: hubo 606.473 bajas (un récord) en la Seguridad Social el primer día con mayor SMI. Y esto no es lo peor: este jueves, Bruselas (concretamente, el vicepresidente, Jyrki Katainen) ha avisado de que la subida del SMI destruirá empleo. Aunque  la Comisión Europea no es la única que ha advertido: BBVA Research, Banco de España y la AIReF también han puesto cifras a la destrucción de puestos de trabajo: 60.000, 125.000 y 40.000, respectivamente, durante este año.

¿La razón? Fundamentalmente, porque a pesar de que es bueno que suba el SMI, no lo es que se traslade automáticamente a las cotizaciones sociales. Algo que sufrirán, sobre todo, las empresas (y eso que aún las quieren apretar más, y por tanto, acabará lastrando la contratación. Pero también podría elevar la economía sumergida, en especial, en lo que a empleadas de hogar se refiere, dado el subidón que han tenido sus cotizaciones.