Decíamosanteayer… que el Gobierno de la nación, a la sazón presidido por Mariano Rajoy, por boca de sus responsable de Interior, a la sazón liderados por Jorge Fernández, se disponen a ejercer una "presión insoportable" sobre los clientes de las prostitutas. Insistimos: estamos de acuerdo. Ahora bien, además de perseguir a los proxenetas y de ponérselo difícil al cliente hay que recordar que existe un tercer elemento, que sólo por demagogia de estos progres de derechas que son el PP, se puede ignorar. El tercer elemento es la profesional de la prostitución que en muchas ocasiones no es forzada a prostituirse sino que lo hace porque le de la realísima gana.

Y si es prostitución forzada, con más razón. Recuerden fue la hoy alcaldesa saliente de Madrid, Ana Botella quien, como concejal de Bienestar Social pretendió hacer lo que debería hacer todo Gobierno: ofrecer a las prostitutas salir de su lamentable profesión, ayudándoles en la repatriación, en la consecución del trabajo, en la atención médica y en la protección frente a sus chulos. Todo ello sufragado con dinero público. Pues bien, a la alcaldesa no le gusta mucho hablar de ello porque lo cierto es que el grado de éxito que obtuvo no alcanzó el 2%.

No seamos demagogos y metámonos esto en la cabeza: hay prostitutas que ejercen su condena… libremente. Es lo que quieren hacer. Muy triste, pero negar esta certeza no es más que demagogia feminista de baja estofa.

Por tanto, si quieres terminar con la lacra de la prostitución tendrás que actuar, no sólo contra el proxenetismo o contra el cliente, sino también contra la prostituta recalcitrante. Tan inmoral es ella como los otros dos.

A la prostituta hay que ayudarla a salir de su infierno. Pero si no quiere hay que expulsarle del infierno.

Hispanidad

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