Lo de menos es la opinión del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO) sobre la crisis de la Seguridad Social. Por cierto, en la mañana del martes ya rectificaba, después de la bronca de sus correligionarios ZP, De la Vega o Corbacho. Una pena, porque la crisis de las pensiones es real y no ha hecho más que empezar y no es económica, sino demográfica: es decir, que por no tener hijos nos van a reducir las pensiones.
No, ahora la desautorización es mucho más grave, e incluso que más peligrosa. En otras palabras, Zapatero quiere liderar el plan de reflotamiento de bancos y cajas de ahorros en España, algo a lo que no se atrevió Felipe González, quien afrontó la anterior crisis bancaria, pero que dejó hacer al equipo formado por Mariano Rubio, Juan Antonio Ruiz de Alda y Aristóbulo de Juan (más tarde, Luis Ángel Rojo y Miguel Martín).
Pero las ansias de poder de ZP no tienen límite: los técnicos del Banco de España dirán qué necesita cada entidad, generalmente aquejadas de alguna de estas tres lacras: mora, falta de recursos propios o escasa liquidez. El diagnóstico lo hará quién sabe, el cuerpo de inspectores del supervisor, pero las decisiones de poder -es decir, quién se fusiona con quién o qué equipo gestor debe ser sustituido- correrán a cargo de Moncloa. En el caso de las cajas de ahorros, hasta allá donde permita el Gobierno regional de turno. Sin embargo, ya explicábamos en nuestra edición de ayer que, si es preciso, ZP aprovechará las rencillas internas -y eternas- del Partido Popular para decidir en feudo ajeno. Por ejemplo, para decidir si Miguel Blesa debe seguir o no al frente de Caja Madrid.
Es la mayor desautorización de un gobernador en toda la etapa democrática -precisamente, el primer gobernador con carné del partido en el poder- y del Banco de España como institución. Se trata de copar todas las cajas de ahorros que se puedan con gestores próximos al PSOE y, si se pudiera, también los bancos aquejados de dificultad. El esquema será paulatino: primero intentar la fusión, si no, la intervención (caso CCM), si no, la liquidación. Pero no será MAFO quien decida sino Moncloa y la vicepresidenta económica, Elena Salgado, de quien, por cierto, el gobernador no tiene la mejor de las opiniones.
A la postre, se trata de aplicar a la banca la receta habitual Zapatismo: controlar todos los resortes de poder sociales, sea la televisión o la banca, con dinero público y aprovechando la crisis.
Eulogio López
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