La escenificación fue perfecta y el teatro escogido fue el Senado, el pasado viernes 23. El actor que encarnaba el papel protagonista era Miguel Ángel Fernández Ordóñez, primer gobernador del Banco de España con carné de partido, del PSOE, para ser exactos. El primer golpe, de índole neoliberal, fue claro: a MAFO no le gusta que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) se ponga en 800 euros ¡en 4 años!, es decir, en 2012, promesa del PSOE y culminación –no especialmente generosa, dado que con ese SMI una familia en ningún caso puede vivir en España, ni mucho menos tener hijos- de la política de elevación ejecutada durante esta legislatura, desde los 450 a los 600 euros. Sin duda, la mejor medida económica, y política, del Zapatismo desde que llegara al poder en 2004, tras ocho años de política Aznar-Rato, marcada por un SMI que subía al ritmo de la inflación prevista, es decir, como salario que no permitía llegar a fin de mes.
Segundo mazazo, esa vez directamente dirigido al Partido Popular: MAFO dice que hay que tener cuidado con la rebaja de impuestos. Lo mismo que Solbes quien, a su vez, forzado por el aparato del PSOE, ya advirtió que, si la ambigua propuesta fiscal del Partido Popular consistía en un tipo cero para rentas inferiores a los 16.000 euros anuales… se cargaban el impuesto. Lo cual, por otra parte, es cierto. Cierto, no necesariamente malo.
En definitiva, MAFO ha planteado el espectro ideológico donde quiere situase el nuevo zapaterismo, que obedece a la tónica capitalista y neoliberal: salarios bajos, impuestos altos, vivienda cara. El liberalismo tradicional nunca aceptaría la segunda premisa, pero el neoliberalismo progre sí. Para el progresismo, es vital mantener una fiscalidad alta, dado que con el dinero recaudado es con el que los gobiernos pueden ofrecer prestaciones sociales, especialmente a los colectivos que les interesa mantener en su redil. Es decir, para el progresismo capitalista, quien debe mandar es el Estado, no la sociedad.
Por último, la vivienda cara forma parte del entramado de un progresismo capitalista para quien la libertad económica no consiste en la igualdad de oportunidades sino en la ausencia de normas para hacer negocios. De ahí surge que toda las iniciativas del Zapatismo para lograr la "emancipación de los jóvenes" –el famoso plan de la
Ministra Carmen Chacón- consiste en subvencionar el alquiler no la vivienda en propiedad. Un plan que el propio director de la Oficina Económica del Gobierno, David Taguas, considera una tontería, tal y como recordara esta semana durante una charla en la Universidad Autónoma.
Este viraje del Gobierno Zapatero hacia la derecha económica, no del agrado de la vieja guardia del PSOE, es necesario para dos cosas: para ser aceptado por el Nuevo Orden Mundial, cuya máxima es, precisamente el progresismo capitalista, y para captar el voto de centro, el que decide las elecciones en España. Es decir, progresismo radical en "lo social" (aborto, familia, educación, etc) y capitalismo especulativo –eso sí, con impuestos altos- en lo económico: progresismo capitalista.
Y la muestra de esta orientación es el plan de Zapatero para mantener como los dos hombres fuertes de su Gobierno a sus dos vicepresidentes actuales: la ultra-feminista Teresa Fernández de la Vega y a Pedro Solbes, un capitalista que podría militar tanto en el PSOE como en el PP. Es curioso, porque personalmente Zp no aguanta el obsesivo afán d protagonismo de su vicepresidenta y se lo ha comunicado en muchas ocasiones.
Pero de la Vega constituye su mejor muestra de progresismo y Solbes es el hombre del Nuevo Orden, de tendencias claramente plutocráticas. Zp ha pasado de confesar a sus íntimos que tenía ganas de que terminar la legislatura para poder librarse de sus dos primeras espadas, especialmente de Solbes, a prometerles libertad de maniobra con tal de que la usen bien.Las encuestas hablan de un resultado apretado y sólo el capitalismo progresista asegura la victoria.