Achuchado por los desastres económicos, ZP se nos convierte en demagogo. Si en Vistalegre (barrio madrileño de Carabanchel) dejaba correr el rumor de la ampliación del subsidio de paro de dos a tres años y aludía a los derechos de los trabajadores frente al Decretazo de José María Aznar, 48 horas después, en el Parlamento, ZP hablaba de reducir el impuesto de sociedades a las empresas y el gasto público (aunque no decía cómo).
Un detalle: el discurso presidencial comenzó a las 12.00 horas. Pues bien, las tertulias de radio y TV (8 y 9 horas de la mañana) decían justamente lo contrario: nos va a freír a impuestos, dice que les va a subir los impuestos a los ricos pero será a todos, etc.
ZP se nos ha vuelto capitalista y le ha robado la cartera a la derecha. En el fondo, está haciendo bueno el principio primero del progresismo -no sé si saben, pero es ZP es muy progre-: abajo los curas, arribas las faldas y, una vez asegurado nuestra profunda esencia progresista ya podemos forrarnos de dinero, a ser posible con el dinero de los demás. El progresismo, a pesar de sus orígenes, nunca ha sido socialista, sino capitalista.
A partir de ahí, toba a los curas y sexo en barra libre: aborto, píldora postcoital, criminalización de la heterosexualidad y demás brutalidades del energúmeno. Energúmeno, pero no tonto.
La única pregunta es: después de hacer el canelo durante 21 meses de crisis: ¿De dónde va a sacar el dinero para reducir gasto público, o el dinero para fomentar la compra de coches o el empleo municipal? ZP ha cambiado el discurso por el de la derecha capitalista, aunque seguramente en el PP le dirán aquello de a buenas horas mangas verdes.
Además, si podemos fornicar, ¿qué falta hace trabajar?
Eulogio López
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