• La presidenta argentina exacerba el nacionalismo argentino en todos los frentes.
  • El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ofrecerá ceder más capital pero no al método "Eskanazi".
  • Mientras, desde España, Juan Abelló insiste en la fusión de Sacyr para aumentar su participación en Repsol.

La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner se ha revestido de la bandera nacional y ha exacerbado el nacionalismo peronista, justo en el momento en que el crecimiento argentino -fuerte durante los próximos años- empieza a flojear por la creciente fuga de capitales en aquel país por las anomalías fiscales habituales a las que Fernández nunca ha querido poner coto.

Para combatir esa economía, ahora boyante, pero en peligro de deshacerse con un azucarillo, la reelegida presidenta se ha lanzado a la demagogia más espectacular frente a la inversión extranjera. En primer lugar, ha firmado un pacto con Hugo Chávez, aunque es conocido que la petrolera estatal venezolana Pedevesa, nunca pone un duro y, además, no posee la tecnología necesaria para explotar los nuevos yacimientos petrolíferos argentinos.

Al tiempo, la Casa Rosada siembra la idea de que hay que estatizar YPF, para "argentinizar" los recursos naturales argentinos.

Lo cual es un engaño, porque el crudo argentino es de los argentinos y siempre lo ha sido. Lo que es propiedad de Repsol es la empresa explotadora YPF, que la compró en su día para explotar esos yacimientos y que ha financiado la inversión de dicha explotación.

Años atrás, Repsol, además, 'regaló' a la familia Eskenazi (Grupo Petersen) -es decir, a quien dijo Néstor Kirchner-, un 15% ampliable al 25%.

Ahora, el presidente de Repsol, Antonio Brufau, se ha trasladado a Buenos Aires para 'solucionar' el problema. Brufau plantea que está dispuesto a ceder más porcentaje de YPF siempre que, en paralelo, el adquiriente, sea el propio Gobierno argentino o una empresa de aquel país, aporte su cuota de inversión necesaria para los nuevos yacimientos. Ahí está la clave.

En paralelo, en España, prosigue la reestructuración empresarial de Repsol y de Sacyr, hasta anteayer propietaria del 20% de Repsol. Ya hemos dicho que Sacyr continúa con un problema de deuda y a ello hay que unir el empeño de Juan Abelló, más que de Demetrio Carceller, de fisionar la constructora y marcharse de su accionariado para aumentar su participación en Repsol, pues considera que su recorrido bursátil es mejor.

Abelló está abandonando sus inversiones en otra empresa -por ejemplo en Telefónica- para comprar más repsoles. Ni que decir, tiene, que el presidente de Sacyr, Manuel Manrique, no está por la labor.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com