Sr. Director:
Estamos a poco más de un año desde que el Papa escribió su aún reciente exhortación sobre la alegría del Evangelio en la que también nos advertía de que la cultura del bienestar nos puede anestesiar, mientras asistimos como meros espectadores al espectáculo de las vidas truncadas por falta de posibilidades.
En este mismo sentido recordaba en su mensaje navideño el cardenal de Madrid que no podemos celebrar con gozo la Navidad sin hacer realidad lo que nos distingue como cristianos: el amor fraterno. Con este mismo afán deseamos de todo corazón a sus lectores una muy feliz Navidad donde resplandezca la ternura y la esperanza.
Valentín Abelenda Carrillo