El 31 de diciembre de 2005 había en España 18,1 millones de cotizantes a la Seguridad Social, lo que representa casi 1 millón más (58% en términos relativos) que 12 meses antes, según las cifras oficiales facilitadas por un risueño ministro de Trabajo, Jesús Caldera.

Al mismo tiempo, se supo que el paro registrado disminuyó en 2005 en 9.778 personas, es decir, que se quedó como estaba. En España, en esa misma fecha del 31 de diciembre, había 2,1 millones de personas apuntadas a las oficinas del INEM en demanda de empleo.

La disparidad entre ambas cifras son los inmigrantes, que han venido a ocupar los puestos de trabajo que no quieren los españoles. Un fenómeno sin duda interesante y bueno para nuestra economía. El único problema es que sus salarios son bajos y sus cotizaciones también.