Sr. Director:
Hace unos años un médico filmó una de sus prácticas abortivas por succión con un sonograma (película de ultrasonido). Este es el relato visionado después por otro médico:
La pequeña niña tiene diez semanas de vida y es muy activa'. Podíamos verla en sus juegos moviéndose, volviéndose, y chupándose el dedo pulgar. Su pulso es normal de 120 pulsaciones por minuto. Cuando el primer instrumento tocó la pared uterina, la niña se replegó inmediatamente y su pulso aumentó considerablemente. Su cuerpo no había sido tocado por ningún instrumento, pero ya ella sabía que algo estaba tratando de invadir su santuario.
Nosotros vimos con horror como, literalmente descuartizaban a este pequeño ser humano inocente. Primero la espina dorsal, luego la pierna, pieza por pieza, mientras la niña tenía violentas convulsiones. Vivió casi todo este trágico proceso tratando de esquivar el instrumento cortante. Con mis propios ojos le vi echar su cabeza hacia atrás y abrir su boca en un grito silencioso. Sus pulsaciones habían llegado a más de 200 por minuto. También fuimos testigos de la macabra silueta del forceps que buscaba la cabeza para destrozarla y retirarla, ya que era muy grande para pasar por el tubo de succión. Este proceso homicida tomó de unos 12 a 15 minutos. El abortista que practicó esto lo había filmado por curiosidad. Cuando vió la película dejó la clínica de abortos y nunca más volvió.
Eva María Catalán
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