El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, ha dado el pistoletazo de salida a las fusiones bancarias en el ámbito comunitario. Siendo gobernador del Banco de Francia, frenó distintas operaciones corporativas entre países. Pero, ahora, es distinto. En primer lugar, porque el tiempo corre en contra de las barreras artificiales impuestas en un mercado común. Pero, sobre todo, porque ahora reside en Francfort, y Alemania lleva tiempo presionando a su banca para que realice algún tipo de concentración que le permita ganar músculo para competir en el ámbito europeo.
Aunque la concentración puede que no sea bancaria, sino financiera. Las cocinas preparan una operación de fusión entre la aseguradora Allianz y el Deutsche Bank. Ganar tamaño, en negocios sinérgicos y complementarios. Si la operación recibe la luz verde, se abrirá definitivamente la veda. Y ante el inminente proceso de concentración, la banca española también mueve ficha. Tanto el SCH como el BBVA mantienen abiertas varias conversaciones en paralelo para tomar una decisión cuando alguno de los grandes dé el primer paso. Desde la óptica de sus presidentes, Emilio Botín amortiguaría sus contingencias judiciales y Francisco González minimizaría su condición de amigo de Rato. Para que luego digan que el viento corre en su contra.