Sr. Director:
Olivia es el nombre de una joven de Mozambique, que carece de piernas y que gateaba cuatro kilómetros todos los domingos para asistir a misa en la ciudad africana de Chissano.

Hasta que un día un grupo de religiosas de la congregación Hermanitas de los Ancianos Desamparados que partió el pasado año desde Valencia para fundar un asilo en dicha ciudad, vieron de lejos que algo se movía, cual fue su sorpresa cuando se encontraron con la chica que iba para acudir a misa.

Observaron estas monjas que la arena del camino le quemaba las palmas de las manos.

Ante ese testimonio de superación y de fe heroico, las religiosas le han proporcionado una silla de ruedas por parte de un benefactor. (Esta noticia acabo de escucharla en el programa radiofónico de Manuel Mª Bru).

El Señor, ha premiado a Olivia en su esfuerzo por ir a recibirle.

Nosotros que tenemos iglesias en casi todas las principales calles de nuestra ciudad, a veces nos cuesta desplazarnos: sí es verano, porque hace mucho calor, sí es invierno porque hace mucho frío.

Podríamos quedarnos con el testimonio de amor a la Eucaristía que nos ha dado esta joven Mozambiqueña.

Ana Carmen Trujillano

torremalaga85@gmail.com