Sr. Director:
Ante la futura, necesaria y deseable reforma de la ley electoral anunciada por D. Mariano Rajoy quisiera apuntar una serie de sugerencias.
El objetivo de esta ley creo que debería ser el evitar toda una serie de efectos perversos que la actual conlleva:
- Que los votos tengan un valor diferente dependiendo de la circunscripción en la que se emitan.
- Que partidos minoritarios tengan un peso determinante en la configuración del gobierno.
- Que haya sectores de la población que no estén representados en el arco parlamentario.
- Que se obtengan mayorías poco representativas.
Para evitarlo sugiero varios puntos:
Circunscripción única con posibilidad de listas abiertas. De este modo todos los votos cuentan igual. Un ciudadano, un voto. Además permite que formaciones de menor apoyo popular tengan representación parlamentaria, al mismo tiempo que no serán nunca determinantes en las decisiones de la nación, pues dada su escasa representatividad no es razonable que la tengan.
Al no haber penalización por la división en circunscripciones y escaños, permite que los partidos se reorganicen según distintas sensibilidades y de un modo mucho más acorde con la realidad de sus bases o diferencias internas.
Por otro lado la ley electoral debe tratar de evitar la formación de gobiernos débiles y demasiado necesitados de apoyos externos, lo cual dificulta la toma de decisiones. Habrá que contemplar como posibilidad la ratificación en segundas vueltas o a la lista más votada. De esta manera se podrá acudir en coalición, pero sabiendo de antemano los programas pactados de las mismas y evitar desagradables sorpresas de última hora. También está la posibilidad de tener que formar gobierno con las listas más votadas hasta conformar una mayoría que realmente se significativa, pero que debido a su representatividad es muy cualificada. Ahí se vería además el verdadero hacer política entre los grupos. La reactivación del parlamento como tal.
Sugiero una idea que a mí me resulta muy atrayente y más viendo como se han desarrollado las cosas últimamente:
Le he dado vueltas a la posibilidad de que se acepte el voto de menores tutelado. Los motivos que veo ventajosos en esta opción son:
- Extender el sufragio a todos los ciudadanos, verdadero sufragio universal. Es una ampliación de derechos, como a ellos les gusta decir.
- Son los ciudadanos a los que más les afecta la ley, porque lo hace desde las medidas educativas a diferencia de los demás.
- Son el motivo de preocupación de la mayor parte de la población y el criterio principal a la hora de tomar decisiones importantes.
- Son agentes económicos y tributarios, pues generan consumo y de los más importantes y todos sus gastos son sujetos al IVA y generadores de otros tributos.
- Son el futuro y los padres somos responsables de él.
- Obligaría a los políticos a centrar sus propuestas en políticas familiares y, en última instancia, beneficiosas para la sociedad.
- Erradicaría la demagogia, porque los votos más suculentos estarían en manos de las familias, que como todos sabemos y reconocemos son el motor más importante de la sociedad, los que más apuestan por el futuro y los que menos se dejan manipular por la demagogia.
- Destaco aquí que los votos estarían tutelados por el padre, la madre o ambos según el estado de la tutela en que se encuentre. En cualquier caso siempre que sea persona física, nunca una institución.
- A una persona con deficiencia mental no se le retira el derecho al voto, tampoco a un anciano con demencia senil, ¿Por qué se le ha de negar a un menor delegar su derecho en sus padres?
- Creo que sería no sólo una apuesta innovadora (no confundirla con el voto familiar carlista) sino el último reducto que le falta conquistar al sufragio universal.
José Ramón Barcia
barnara10@wanadoo.es