Florentino Pérez deja de ser gallardonista para pasarse al aguirrismo

Los gobiernos socialistas de Castilla-La Mancha y Extremadura se oponen a que una empresa estatal como la francesa EDF absorba la española privada Iberdrola. Los gobiernos populares de Castilla-León, Valencia y Murcia han dicho lo mismo. El Gobierno nacionalista vasco ha dicho lo mismo. Ídem para las cajas accionistas de Iberdrola, dentro de una geografía que abarca a esas CCAA. Incluso el primer accionista de la eléctrica, la BBK, y su presidente, Xavier de Irala, que nunca se ha entendido con Ignacio S. Galán, considera inadmisible que el mismísimo Eliseo se cuele en una empresa pública española. No olvidemos que la plusvalía de BBK en Iberdrola es muy jugosa. Dicho de otro modo: Galán le ha hecho ganar mucho dinero a BBK.

Sólo falta Esperanza Aguirre, pues Iberdrola también es empresa madrileña que suministra la Comunidad de Madrid. La señora Aguirre mantiene un curioso silencio, estruendoso silencio. Quizás porque el presidente de ACS, el enemigo público de Galán, Florentino Pérez, se ha ganado a la presidenta, no nos pregunten cómo. Decimos esto porque, hasta el momento, Pérez siempre fue "gallardonista" y ahora parece haberse cambiado de acera.  

Y al silencio de Aguirre hay que unir el de Manuel Pizarro, íntimo de la presidenta madrileña y estrella emergente del Partido Popular ante las urnas. Pizarro está escocido con Galán porque éste se alió con Gas Natural en la OPA contra Endesa. Se comprende. Ahora bien, que el que puede ser vicepresidente económico del Gobierno, no enarbole la defensa de la joya del sector eléctrico, resulta, cuando menos, curioso.