Ya lo decía el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla: los ministros también tenemos que conciliar nuestro trabajo con la vida familiar. Se lo ha tomado tan en serio que ha aprobado en Plan Concilia, permisos de paternidad y jornadas concentradas incluidas. Y el resto de los trabajadores, ¿qué pasa? ¿no existe un agravio comparativo?

Para Solbes no. Lo que hay es una decisión razonable de acomodar las jornadas para poder salir antes y estar más tiempo en casa. Cuando somos distintos a todos los demás, tiendo a pensar que son los demás los que tienen razón, señala Solbes. O sea, que se acabó eso de irse a comer con los compañeros con su cafetito, copa y puro. Un bocadillo en palabras de Solbes- y ya comerás en casa.

Y ya, para darle un toque de humanidad, Solbes apunta que la culpa la tenemos los ministros por salir a las 10 de la noche, aunque claro, comprendo que a veces no es tan fácil salir antes. Y es que Solbes considera que partir la jornada para comer forma parte de una inercia que nos debemos sacudir, como los ingleses que si ahora tomasen una decisión sobre la ordenación del tráfico rodado, seguramente circularían por la izquierda. Vale. Pero, ¿y la discriminación de los trabajadores en relación a los funcionarios? Solbes no sabe y/o no contesta.