El vicepresidente interviene en la polémica cuando arrecian los rumores de movimiento de silla Lo señala en la mañana de este martes el vicepresidente económico, Pedro Solbes. La entrada de Lukoil no es inevitable. Se trata de la primera vez que habla de este tema. Preguntado en los últimos días sobre este conflictivo y espinoso asunto, el vicepresidente optó por colocarse de perfil.
Ahora sin embargo opta por hablar. ¿Por qué? En primer lugar porque arrecian los rumores sobre una crisis de Gobierno en el equipo económico. El candidato ideal para la salida es D. Pedro. Las quinielas de sustitutos, sin embargo, son muchas. Unos apuestan por David Vegara, actual secretario de Estado de Economía, que ha cobrado enorme protagonismo con la crisis financiera. Ha sido Vegara quien ha traducido a España los acuerdos europeos contra la crisis.
Pero también suenan nombres nuevos: Emilio Ontiveros (AFI), y Pedro Pérez (G14). Incluso hay quien apunta a que Cristina Garmendia apunta maneras. Quizás por eso la vicepresidenta De la Vega la califica de ministra Porche. Lo que De la Vega quiera, pero Garmendia tiene mejor imagen, menos rancia, más moderna e innovadora.
Regresemos a Lukoil. El segundo motivo por el que Solbes se ha animado a hablar es la publicación de El Mundo de que el embajador ruso en España aleccionó a España en la forma de pararle los pies a Lukoil. Los rusos tienen una normativa que impide que empresas extranjeras tomen más allá del 10% en empresas estratégicas. Muy parecida a la normativa alemana que coloca el límite en el 25%.
Pues bien, la solución pasa pues por una venta de un paquete inferior y un compromiso de Lukoil de que no ejercerá el liderazgo en la compañía. A cambio, Solbes insiste en que lo importante es que Repsol siga siendo una empresa gestionada por España y vinculada a los intereses del país. Lo que no se termina de entender es por qué Lukoil pagaría una prima del 100% -aunque sea por un paquete del 10%- si no es para controlar.
Ahora sin embargo opta por hablar. ¿Por qué? En primer lugar porque arrecian los rumores sobre una crisis de Gobierno en el equipo económico. El candidato ideal para la salida es D. Pedro. Las quinielas de sustitutos, sin embargo, son muchas. Unos apuestan por David Vegara, actual secretario de Estado de Economía, que ha cobrado enorme protagonismo con la crisis financiera. Ha sido Vegara quien ha traducido a España los acuerdos europeos contra la crisis.
Pero también suenan nombres nuevos: Emilio Ontiveros (AFI), y Pedro Pérez (G14). Incluso hay quien apunta a que Cristina Garmendia apunta maneras. Quizás por eso la vicepresidenta De la Vega la califica de ministra Porche. Lo que De la Vega quiera, pero Garmendia tiene mejor imagen, menos rancia, más moderna e innovadora.
Regresemos a Lukoil. El segundo motivo por el que Solbes se ha animado a hablar es la publicación de El Mundo de que el embajador ruso en España aleccionó a España en la forma de pararle los pies a Lukoil. Los rusos tienen una normativa que impide que empresas extranjeras tomen más allá del 10% en empresas estratégicas. Muy parecida a la normativa alemana que coloca el límite en el 25%.
Pues bien, la solución pasa pues por una venta de un paquete inferior y un compromiso de Lukoil de que no ejercerá el liderazgo en la compañía. A cambio, Solbes insiste en que lo importante es que Repsol siga siendo una empresa gestionada por España y vinculada a los intereses del país. Lo que no se termina de entender es por qué Lukoil pagaría una prima del 100% -aunque sea por un paquete del 10%- si no es para controlar.