Sr. Director:

Si la homosexualidad fuera natural, la naturaleza no habría producido más que un sexo. La homosexualidad es, ante todo, un error acerca de la persona; error cuyas causas fisio/psicológicas resultan en su mayoría indescifrables. La Iglesia Católica exige respeto hacia el homosexual afirmando que la tendencia homo no es pecado y que en los casos de imposible corrección de la misma- tal tendencia nunca posee poder suficiente para determinar la conducta sexual, si la persona homo no quiere. El gay que libremente desea ser libre guía la propia trayectoria vital con su razón y voluntad condicionadas por la moral objetiva. Pero es aquí en el campo moral donde patina el lobby gay, incapaz de percibir anormalidad en su tendencia y normalidad en la moral. La ideología del orgullo gay no los gays verdaderamente libres- encuentra hoy apoyo dentro del gobierno que, en su incomparable cobardía, prefiere legalizar los errores antes que combatirlos. Si como señala ZP el 82% de la militancia socialista se declara católica, parece lógico que a la hora de cortar el bacalao en la ejecutiva del partido- ese porcentaje ejerza también una proporcional influencia. Pero no sucede tal cosa. Ahora manda la miniminoría gay mientras aquel 82 % ejerce de convidado de piedra. Está visto que ZP produce nada y reparte mal.

Xusto Otero González

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