Fue un tejemaneje entre UTECA (la asociación de las teles privadas, que se quedan ahora con toda la tarta publicitaria) y la vicepresidenta De la Vega y al margen quedaron, tanto la tele pública, como las sufridas operadoras... como el ínclito Sebastián.
Han pasado más de dos semanas y seguimos sin oír al ministro decir una sola palabra al respecto. Ahora bien, el órgano que regula este sector, la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), dependiente del Ministerio de Industria, ha emitido su informe y en él queda bien claro lo que opina, la Comisión, y por extensión, se supone, el propio Ministerio.
La CMT, un regulador habitualmente duro con los operadores, que multa y resuelve sin piedad cuando estima que no se están haciendo las cosas bien, se muestra esta vez partidario sin fisuras de los intereses de su sector.
En el documento, que no es vinculante pero sin duda se leerá con atención en el Consejo de Estado, la CMT deja claro que no entiende a qué santo les ha tocado a los operadores apechugar con buena parte de la financiación del ente público, cuando son sectores sin relación alguna entre sí.
Y es que, en efecto, así es. Por más que la vicepresidenta se explique, nadie en el sector comprende por qué las telecos han de cargar sobre su espalda con este nuevo tasazo, cuando son un sector altísimamente contribuyente a las arcas públicas y con una fiscalidad muy exigente (sólo por el uso del espectro radioeléctrico pagan cientos de millones de euros al año). Y un sector, además, que debería considerarse estratégico en esta coyuntura que vivimos y cuyas inversiones deberían respetarse, quizá más que las de otras industrias mucho más protegidas.
Al final De la Vega, a quien lo único que le interesa es que las televisiones privadas aplaudan al Gobierno -y lo ha conseguido- se ha reído del informe de la CMT y de la opinión de Sebastián, uno de los miembros menos sectario del Ejecutivo. ¿Estamos a lo que estamos o no estamos a lo que estamos?
Y no es la única batalla ganada por la vicepresidenta primera, dado que con la reciente crisis ya eclipsó a Cristina Garmendia al tiempo que las meteduras de pata de la titular de Defensa, Carme Chacón, azuzadas por De la Vega gracias a sus contactos en la prensa progre, han desautorizados a quien aspiraba a la Vicepresidencia.
En resumen, De la Vega vive y reina y, con ella, el Gobierno Zapatero gana en sectarismo y en control de los multimedia. La vicepresidenta es un verdadero peligro para la libertad, además de una mentirosa compulsiva.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com