Sr. Director:
Todos los que quisieron pudieron ver, después de la fumata blanca, que el Papa Francisco dejó claro cuáles van a ser sus principales características.

En un momento de enorme alegría pero de profunda responsabilidad, salió al balcón del Vaticano combinando sencillez y oración. Saludó a los fieles con una sonrisa sincera y les transmitió unas palabras en las que recurrió con frecuencia a la necesidad de rezar.

Tanto por el ministerio que dará comienzo oficialmente el próximo martes, mañana, por la mañana como por toda la Iglesia. Me pareció no sólo bello sino de gran consideración el gesto de elevar una plegaria con los presentes en la plaza de San Pedro por el primer Papa emérito Benedicto XVI, quien ha seguido la ceremonia atentamente desde Castel Gandolfo y que llamó a su sucesor nada más conocer la noticia.

Enric Barrull Casals