Lógico: como potencia nuclear, Francia no tiene problemas para cumplir Kyoto. Sus competidores, por ejemplo España, sí

Un tipo listo, Nicolás Sarkozy. El presidente francés se ha descolgado como el más verde los verdes, proponiendo una ecotasa -un nuevo impuesto- contra el calentamiento global.

Muy interesante, dado que la producción de energía es una de las causas que más CO2 producen. Así que, ni corto ni perezoso, don Nicolás advierte contra los combustibles fósiles. Para ecologistas, el Eliseo.

Es lógico, Francia es la potencial nuclear de Europa y, en términos relativos, respecto a su PIB, la mayor potencia nuclear del mundo. Y la energía nuclear es la más limpia de toda, al menos a efectos de gases de efecto invernadero.

Por tanto, los franceses pagarán poco o nada y podrá presumir de cumplir con Kyoto. Otros países más tontos, como España, que no cumplen Kyoto y que se han automutilado con la moratoria nuclear, que además seguimos pagando en la tarifa de la luz, sufrirán el nuevo impuesto.

No sólo eso. Galvanizado por las propuestas de Al Gore, el galardonado, Sarkozy quiere que ese imputo se aplique a los productos importados por la Unión Europea que no cumplan los requisitos del Kyoto. Una media de difícil aplicación, dado que el gas, por decir algo, sólo produce CO2 cuando se quema.

Ya puestos también exige una suspensión de la comercialización de productos transgénicos. Pura casualidad: Francia es un productor marginal de organismos modificados genéticamente. A Estados Unidos es posible que no le haga tanta gracia.    

Por decirlo de otra forma: Sarkozy barre para casa; por contar, el presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero advierte que España quiere ser la campeona de Kyoto: es decir, que nos vamos a automutilar nuestro crecimiento, a aumentar nuestras importaciones y a pagar más cara la energía.