Sócrates, el ZP portugués, pretende una fusión que irrita a Bruselas. Y por si fuera poco, EDP sigue llamando a las puertas de GN

En la decrépita Europa el poder político se mide por el número de multinacionales reguladas que posees. Por eso, al Zapatero portugués, el socialista José Sócrates, se le ha ocurrido una luminosa idea para pintar algo en el mapa energético de la Unión: fusionar la eléctrica EDP con la petrolera GALP. Algunos problemillas: ambas son públicas. GALP está controlada en un 33% por el Estado y en un 35 por la petrolera italiana ENI, asimismo controlada por el gobierno de Roma.

Por su parte, el capital de EDP pertenece en un 30% al Estado y en un 4,8% a Caixa Geral, que podríamos calificar como entidad financiera parapública.

En definitiva, un pastel parapúblico que considera su principal enemigo a la española Iberdrola, por privada y por española, que posee un 5% de EDP. De España lo único que admite José Sócrates es consejo y apoyo para legalizar el aborto y el matrimonio gay.

No es de extrañar que en estas condiciones la Comisión Europea se haya puesto en guardia. Una fusión EDP-GALP es lo mismo que la fusión ENI-ENEL que pretendiera en su momento Silvio Berlusconi.

Por cierto, España sí le abrió la puerta a EDP, hoy propietaria de Hidrocantábrico.

Y también por cierto, EDP continúa llamando a las puertas de GN. Y como buen novio promete a los progenitores de GN que está dispuesto a reducir la participación pública del Estado en la firma.