Comienza hoy en Sevilla el 38º Congreso del PSOE para suceder a ZP

 

Comienza hoy en Sevilla el 38º Congreso del PSOE. Como se sabe, dos aspirantes a suceder en la secretaría general a José Luis Rodríguez Zapatero: Alfredo Pérez Rubalcaba (Solares, Cantabria, 28 de julio de 1951) y Carme Chacón (Esplugues, Barcelona, 13 de marzo de 1971).

Tras la debacle electoral socialista -encabezada por Rubalcaba, no lo olvidemos-, surgen ellos dos como únicos nombres para el relevo a Zapatero. El cántabro fue vicepresidente del Gobierno con ZP y la catalana su niña bonita a la que puso al frente de Defensa para demostrar que él era más chulo que un ocho (se reconocerá que doña Carme no es que tuviera mucho currículum para hacerse con la cartera de Defensa, ¿verdad?). Por lo que muchos analistas, periodistas y ciudadanos se preguntan: ¿Es este un Congreso realmente renovador del PSOE?

La disputa entre ambos viene de lejos. Concretamente de allá por mayo de 2011, cuando la catalana anunciaba que no concurriría a las elecciones primarias del PSOE para sustituir en la cabecera de lista para la presidencia del Gobierno a José Luis Rodríguez Zapatero, y tras una gran polémica sobre la conveniencia de convocar o no un proceso de primarias o un congreso extraordinario en el partido. Muchos vieron detrás de la retirada de Chacón las artes de Rubalcaba, quien habría presionado a Zapatero para exigirle que sólo hubiese un candidato, él, que optase a liderar la propuesta socialista en las elecciones del 20-N de 2011.

Y durante sus campañas respectivas buscando el voto de los delegados por toda España se sucede algún episodio al que algunos han denominado 'guerra sucia'. Por ejemplo, el artículo publicado en El País, titulado 'Chacón y compañía', el pasado 28 de enero  en el que se decía: "En medio de una campaña eficaz, rodeada de eslóganes, Chacón vende renovación a pesar de estar rodeada de casi todo el equipo original de Zapatero. Y ese entorno despierta mucho rechazo en zonas influyentes del partido". Fuentes influyentes del PSOE explicaban en ese mismo artículo: "Rubalcaba se presenta para evitar que el partido caiga en manos de un conglomerado de intereses variados que son los que han hecho perder músculo al partido". "Estos altos cargos del partido se refieren fundamentalmente al círculo de amistades de Zapatero, a gente como Javier de Paz y Miguel Barroso, un dúo conocido en ciertos círculos del PSOE como 'PSOE SA'".

Poco después, el precandidato a la secretaría general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, se distanciaba en TVE del polémico reportaje publicado por el diario El País: "Yo no hago guerra sucia dentro de mi partido".

Pero hasta ayer mismo, hubo acusaciones de presiones entre los delegados socialistas andaluces. Por ejemplo, el secretario general del PSOE de Sevilla, José Antonio Viera, denunció ayer presiones "ilícitas, ilegales e inmorales" a los delegados y dijo que no tiene "la menor duda" de que desde la dirección regional se ha actuado para favorecer la candidatura de Chacón. Fuentes del entorno de Rubalcaba no desautorizaron a Viera, mientras que el equipo de Chacón negó las acusaciones. Hoy el presidente socialista de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, ha negado en TVE tales presiones en favor de Chacón. Por su parte, en una entrevista en la cadena SER, Rubalcaba negó ayer que él o su equipo haya realizado ninguna presión para captar el voto.

Tampoco estuvieron mal las declaraciones del expresidente extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra, quien criticó que se haya creado la "sensación" de que Carme Chacón no tiene nada que ver con el expresidente del Gobierno: "Chacón es Zapatero con faldas".

Así pues, todo por decidir este fin de semana en Sevilla. En cualquier caso, ambos candidatos apoyan sin fisuras el proyecto de reingeniería social elaborado por el zapaterismo, que empieza en la escuela con el adoctrinamiento ideológico a los niños y sigue con la aprobación de leyes como el aborto casi convertido en derecho humano, el matrimonio entre personas del mismo sexo, el divorcio exprés, la eutanasia...

Para España, desde luego, cualquiera de los dos, un desastre. Porque en lugar de preocuparse realmente por los pobres y más débiles -una de las banderas históricas del socialismo- su proyecto es más reingeniería social. Vamos, lo propio de esa corriente conocida como 'progresía'.

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com